Hay que redefinir la belleza. ¿Dónde nace la belleza? ¿En una piel de terciopelo, en el color de los ojos, en el brillo de la melena o en los contornos de la silueta? Todos y cada uno de los rasgos de nuestra anatomía los llevamos puestos desde la hora del nacimiento o incluso antes, mientras nuestro feto se desarrolla. Justo en el momento en que se funden un óvulo de nuestra madre y un espermatozoide de nuestro padre, nuestro código genético queda sellado en el ADN para delimitar totalmente no sólo nuestra belleza física, también nuestra forma de ser, etc. ¿Qué fue antes el huevo o la gallina? ¿Dónde nace la belleza?


Las bondades de la genética influyen. La herencia nos transmite el color de los ojos, la piel, el pelo, la estatura, incluso la complexión física, pero una cultura de alimentación y entrenamiento físico pueden hacer maravillas con nuestro cuerpo. Aunque no hay duda de que nuestra belleza depende en granmedida de nuestros testamento genético: la nariz, el diametro de cadera y la talla de sujetador están escritos en nuestro mensaje genético desde antes de nacer.

Sin necesidad de pasar por el quirófano podemos alterar nuestros rasgos (o no) con rellenos anti-arrugas, teñir el color de nuestro cabello o colocarnos unas prótesis para levantar nuestros glúteos. No estoy animando a nadie a hacerlo, son posibilidades que utiliza quien quiere y lo necesita. Aunque la nueva ingeniería genética consiga inhibir el gen que provoca la obesidad, habrá alguien que prefiera seguir estando gordo y será maravilloso. El acné por ejemplo es un proceso natural, quien quiera llevar la cara llena de granos infectados y puntos negros puede hacerlo. Los calvos pueden seguir estándolo con la cabeza bien alta y las siluetas deslabazadas por la celulitis campar a sus anchas por todos lados. ¿Quién se lo impide, nadie les está obligando a nada? ¿O tal vez, sí?

Quizá te asalten un millón de imagenes publicitarias de toda la sociedad de consumo al completo o quizá cuando vayas a cualquier tienda de ropa femenina. Han reducido el tallaje de todos sus modelitos. Además, la moda de lo “light”, lo “bio”, etc. O cualquier top model incriminándonos desde encima de la pasarela, la televisión o la contraportada de cualquier revista.

Realmente la imagen importa… Por eso, no resulta fácil sobrellevar los defectos. No es fácil envejecer en esta sociedad y no es fácil pensar diferente o actuar con naturalidad cuando estamos inseguros con nuestra imagen.

Gran parte de los problemas que nos preocupan no se resuelven con cremas, ni siquiera pasando por un quirófano de cirugía. El verdadero secreto de belleza es que no existe un secreto. Es cómo buscar la camiseta del hombre feliz, encontrar al hombre feliz y darse cuenta de que no usa camiseta.

Es bello quién piensa que lo es y sabe transmitirlo así a los demás.