Destellos de ira

Las autoridades sanitarias todavía no lo han prohibido pero yo creo que dentro de poco junto al cartel de No Fumar  habrá otro con el lema: “Por favor, controle su ira”.  ¿Qué nos pasa? Los libros de autoayuda se están vendiendo como churros. ¿No andamos todos demasiado estresados, nerviosos e iracundos? Quiero decir emo-cionalmente un poco tocados del ala. Ansiedad + depresión + estrés + irritabilidad+ falta de sueño = ira? ¿Cömo y cuando explota tu ira? Si es sólo al escuchar a Jimenez de Todos Los Santos  es completamente normal.

Si te preocupan las arrugas porque no dejas de tensar las cejas y fruncir el ceño… Sonríe un poco porque además de rejuvenecer tu cara será mejor para tu salud y también para la de los que tienes a tu alrededor, o sea, todos nosotros.
Por el bien de todos: controla tu ira. A mí el humo no me molesta, nací en Madrid después de que quitaran los tranvías… Repasando el blog Con Aroma de Café me ha encantado volver a encontrarme con la siguiente historia,  muy al caso para aprender a controlar esa HIDRA que todos llevamos dentro.

Cuéntame algún truco para controlar tu ira, seguro que interesa a mucha gente.

“Esta es la historia de un muchachito que tenía muy mal carácter. Su padre le dió una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia, debería de clavar un clavo detrás de la puerta.
El primer día, el muchacho clavó 37 clavos detrás de la puerta.
Las semanas que siguieron, a medida que él aprendía a controlar su genio, clavaba menos clavos detrás de la puerta. Descubrió que era más fácil controlar su genio que clavar clavos detrás de la puerta. Llegó el día en que logró controlar su carácter durante todo el día.
Después de informar a su padre, éste le sugirió que retirara un clavo cada día que lograra controlar su carácter.
Los días pasaron y el joven pudo anunciar a su padre que no quedaban más clavos para retirar de la puerta… Su padre lo tomó de la mano y lo llevó hasta la puerta. Le dijo:
“has trabajado duro, hijo mío, pero mira todos esos hoyos en la puerta. Nunca más será la misma. Cada vez que tú pierdes la paciencia, dejas cicatrices exactamente como las que aquí ves. Puedes insultar a alguien y retirar lo dicho, pero del modo como se lo digas lo devastará, y la cicatriz perdurará para siempre.”

Antes de hablar cuenta hasta 10 y empieza a calibrar las consecuencias de tu ira.

¿No tendrás algún problemilla por resolver?