No falla todos los años por Reyes alguien nos enfrasca un perfume que no viene a cuento y nos lo endosa como regalo. Y es que parece ser que sus Majestades de Oriente Próximo aún no se han enterado de que regalar perfumes así como así puede ser hasta de mala educación. Sí, ofensivo. Por ejemplo si le regalo el Playboy Las Vegas al tío de mi marido que es misionero de Perú, pues como que lo tendría que esconder en la sacristía. O el de Pachá Psicodelic a una abuela que no sea rockera…
Con un perfume siempre se corre el riesgo de patinar de pleno o de tener un acierto total; como con casi todos los regalos, la verdad.
Pero según las normas del protocolo, esas que hoy día no utiliza nadie; sólo hace falta conducir un poquito por Madrid para darse cuenta de que lo que impera es la ley de la jungla sobre ruedas. ¡Qué urbe! Por favor, que nadie se quede sin su regalo de Reyes. En olor de multitudes y también al Baño María de Humanidad al vapor en transporte público. Y es en esos momentos… en los que se agradece el aroma de un buen perfume, más que nunca. A cada uno el suyo y no otro. Busca, compara y compra el que más le guste a tu homenajead@ y si es fiel a una misma fragancia, pues la de siempre.
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