El no tan extraño caso de la Doctora Valle Inclán y Miss Beauty podría ser el título de mi vida. Durante la semana soy periodista y relaciones públicas, el fin de semana me convierto en librera. Dos vidas paralelas donde la información no deja de fluir, y fue en una de ellas donde conocí Diksha, una nueva terapia alternativa.
Se asemeja al Reiki, conocido este, por ser una practica eficaz para sanar enfermedades, eliminar el estrés, relajarse y sentirse bien mediante la canalización de la energía. A diferencia de él, Diksha se centra en el descubrimiento de uno mismo, de modo que consigamos llegar a equilibrar nuestras emociones y sentimientos, aliviando nuestras preocupaciones, obligaciones… y todo aquello que nos causa desasosiego en los diversos ámbitos de nuestra vida.
Significa ‘iniciación, transferencia de energía consciente’, y puede ser trasmitida de forma individual o en grupo a través de la imposición de manos sobre la cabeza de los receptores. Una vez introducido Diksha, cuando nos encontremos ante una situación que altere nuestro orden emocional lo pediremos, y al cabo de un rato recobraremos el equilibrio, según me comentó un cliente de la librería y practicante de estas terapias.
Su origen se sitúa en la India y es allí donde se recibe, en la Oneness University. El ‘Proceso de Unidad’, que es como llaman a la introducción de Diksha, dura nueve días durante los cuales nos enseñan a liberarnos de los ‘sufrimientos’ que se producen en nuestro entorno, ayudándonos a equilibrar nuestra energía.
No cabe duda de que el conocimiento de uno mismo es vital para alcanzar nuestra paz interior y ser felices. Por lo que, independientemente de que practiquemos o no alguna de las diversas terapias que se nos ofrecen, deberíamos dedicar 5 minutos al día para pensar en nosotros sin ninguna otra distracción.
Pensaréis, ¿qué tiene que ver esto con la belleza? Y yo os digo que mucho. En la piel se materializan y canalizan sentimientos, emociones… y nuestra salud cutánea, para bien o para mal, recibe sus consecuencias.
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