Llega el verano, y aumenta el tiempo de exposición al sol. Parece que nos vamos concienciando en la necesidad de proteger nuestra piel de los rayos ultravioleta, pero ¿y nuestros ojos?
Una sobreexposición a la radiación UV puede provocar daños en la vista o causar enfermedades oculares como cataratas, glaucomas o conjuntivitis.
¿Utilizas siempre gafas de sol?
Los españoles pasamos unas 31 horas a la semana al aire libre, pero sólo un 13% de la población es consciente de los efectos nocivos que los rayos del sol pueden provocar en nuestros ojos. Así se desprende del ‘Estudio sobre la Salud Visual de los Europeos en 2010’ realizado por Transitions Optical.
Pero es que además, el 18% de los españoles confiesa no tomar ningún tipo de medida para proteger sus ojos. Imperdonable, nuestros abuelos, que no sabían lo perjudicial que podía llegar a ser el sol, pase, pero nosotros, que nos sale la información por las orejas…
Y caso aparte merece el cuidado de la vista de los más pequeños, según revela el estudio, el 23% de los padres no toma ningún tipo de precaución para proteger los ojos de sus hijos, un porcentaje realmente alto si se compara con Gran Bretaña (12%) o Alemania (16%). Me he puesto a hacer memoria, y la verdad, veo pocos niños con gafas con protección cuando estoy en la playa o en la piscina.
Otro dato demoledor (y no os mareo con más cifras, pero creo que merece la pena): España es el país europeo que, según el estudio, presenta un mayor porcentaje de niños que utilizan sistemas de corrección visual (42%). Algo estaremos haciendo mal, ¿no?
Aunque la solución es bastante sencilla, la mejor manera de proteger tus ojos de la acción nociva de los rayos del sol es utilizando gafas. No son sólo cuestión de moda, son una cuestión de salud. Y aquí, no intentes ahorrar, es imprescindible que las gafas sean de calidad, que nos garanticen una buena protección.
Así que ya sabes, no te separes de las gafas de sol. Y muy importante: una vez al año, hazte una revisión de la vista, y anima a los tuyos a que también lo hagan. ¿No merece la pena que cuidemos nuestra vista, uno de nuestros sentidos más preciados?
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