Cada vez son más las personas que se apuntan a la moda del cigarrillo electrónico, sobre todo desde que la ley prohibió el uso del tabaco en prácticamente todo lugar público. Su aspecto es muy similar al de los pitillos convencionales y contienen una bateria y una recarga con o sin nicotina a la que se le puede añadir distintos aromas (tabaco, menta,limón, hierbabuena etc.)

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Conviene aclarar que no se trata de un medicamento y tampoco de un remedio para dejar de fumar, es más bien una alternativa para aquellos que no quieren fumar tanto y los compaginan con los auténticos. Lo que ocurre es que este producto ha experimentado un boom muy importante gracias a la prohibición. Pues su uso si está permitido en cualquier lugar público. Sobre todo personas que más que por el vicio del tabaco, lo que añoran es el gesto del cigarrillo mientras degustan una taza de café o mantienen una conversación.

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De todas formas conviene preguntarnos ¿son la mejor opción? ¿son fiables? ¿ayudan a combatir el hábito del tabaco? De momento no se sabe a ciencia cierta casi nada. En 2009 la agencia estadounidense del medicamento hizo un estudio de varias marcas de estos cigarrillos electrónicos y alertó de la presencia de varias sustancias tóxicas y cancerígenas para nuestra salud, además de no cumplir en su fabricación con los requisitos establecidos por la Ley.
Tampoco se ha podido demostrar la seguridad o la eficacia de estos dispositivos como ayuda para dejar de fumar. Para ello deberían estar avalados de manera científica y cumplir con la legislación como lo hacen otros productos (chicles,parches, comprimidos etc.)
En España existe un vacío legal, al que los fabricantes se acogen, pues no estan encuadrados ni como medicamentos, ni como producto sanitario. De hecho podemos encontarlos en lugares tan dispares como herboristerías, farmacias, centros comerciales, aeropuertos y cómo no, en internet.

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En cuanto al precio oscila entre los 40 y 60 euros, aunque si se solicitan online su precio puede llegar a elevarse hasta los 100 euros. Ya se sabe que para que algo tenga un efecto más fuerte, necesita ser reafirmado con un precio en ocasiones insultantemente alto.