Llueve, la tierra se humedece y en el ambiente hay un aroma de tormenta, si cierro los ojos momentaneámente vuelvo a mi infancia. Paso por una confitería, salen del horno unos pasteles recién hechos con un embriagador olor a canela y de manera instantánea me parece estar saboreando el arroz con leche que hacía mi madre. Como éstos hay infinitos ejemplos que a cada uno le pueden hacer rememorar tiempos pasados. El olfato es el único sentido que tiene ese poder mágico, ni el gusto, ni el tacto, ni la vista, ni el oido, sólo el olor es capaz de conseguir semejante logro.

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Todo ésto tiene mucho que ver con el incienso y su poder, al entrar en una casa o en una tienda o cuando nos presentan a alguien, su olor, su aroma o su perfume van a ser un claro indicativo de si vamos a conectar o no. En muchas ocasiones hemos utilizado las expresiones “me da en la nariz…” o “esto me huele a chamusquina” u otras de parecido contenido, en todas ellas hay un componente intuitivo, que no sabríamos a que achacarlo pero que nos hacen estar alerta o por lo menos atentos.
Cuando quemamos incienso, tal vez de manera un poco inconsciente, lo que hacemos es despertar algo en nosotros ya que cada incienso tiene unas características diferentes y es capaz de provocarnos

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sensaciones distintas cuando lo olemos. En la mayoría de rituales, bien sean profanos como una cena romántica, o en los de carácter religioso se suelen utilizar inciensos, seguramente el más famoso incensario del mundo sea el botafumeiro de la Catedral de Santiago.
Algunas de las principales acciones del incienso son ayudarnos a desarrollar nuestra voluntad psíquica, purificar y limpiar de malas vibraciones el ambiente, equilibrar el aura, despejarla y atraer vibraciones positivas. Cada fragancia tiene su propia energía vibratoria, puede ser seleccionada de acuerdo al estado al que desea llegar la persona o de acuerdo a una corazonada o por intuición.
Algunos de los más interesantes según mi criterio son los siguientes:

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Jazmín, ahuyenta las pesadillas y ayuda a tener sueños agradables.
Gardenia, elimina las energías que se somatizan y que pueden acabar en enfermedad.
Sándalo Blanco, neutraliza las energías para cuando se quiere empezar de cero.
Mirra, para erradicar la tristeza, salir de un bache y recuperarnos de los malos momentos.
Rosa, es purificador, bien de habitaciones, casas o cualquier otro lugar.
Palosanto, proviene de la madera del Caqui, atrae el dinero, fortuna y abundancia.
Clavel, atrae la alegría.
Benjui, despierta la capacidad de meditación y la libido.

¿Cual es tu incienso favorito?