"The angel of meat", de Mark Ryden

 

“The Angel of Meat”, de Mark Ryden

Quizás uno de los temas menos chic en lo que a salud se refiere sea el relativo a “las tripas”. Dudo que nunca escuche una conversación sobre estreñimiento en un cocktail –y por todo lo que se menea, que así siga siendo- aun cuando sea frecuente que las personas compartamos nuestros males  con naturalidad.

Hacemos como si no estuviera y todos fuéramos ángeles prístinos ajenos a humores, ruidos y olores desagradables, pero lo cierto es que el proceso digestivo es uno de los más exigentes, lentos e importantes de los que realiza el organismo, básico para disfrutar de una buena calidad de vida ¡y de una buena calidad de piel!

Estos días he estado leyendo con fruición el libro “Inteligencia digestiva” (La esfera de los libros, 2011), de la doctora Irina Matveikova, licenciada en Medicina y especializada en Endocrinología y Nutrición Clínica por la Universidad Estatal de Medicina de Minsk (Bielorrusia)

Es médico naturista y apuesta por un enfoque holístico de nuestras tripitas, destacadas como “el segundo cerebro” –esta denominación tiene muchas implicaciones-

El libro se lee en un abrir y cerrar de ojos, puedes leerlo en el baño sin complejos y es un práctico manual de uso en lenguaje comprensible de esos órganos ignotos que se empeñan en gestionarse según sus propios designios, muy permeables a nuestras emociones y donde se amplifican otras tantas sensaciones tan vitales como la intuición, la percepción, el miedo, el sexo… y hasta un 90% de la serotonina total del cuerpo. Todo eso que sentimos “en las tripas”.

Puedes ojearlo en su propia página: www.inteligenciadigestiva.com, donde además hay varios ejercicios de respiración y automasaje que puedes practicar.

Ha sido un placer poder charlar con Irina Matveikova para nuestros lectores de Belleza Pura.

Belleza Pura (BP): Una de las cosas que más me ha sorprendido de su libro es conocer que el 90% de la serotonina se segrega en el intestino. Es un porcentaje francamente elevado. ¿Sería adecuado, entonces, sugerir una revisión del mismo en casos de depresión?

Irina Matveikova (IM): La serotonina del Sistema Nervioso Central (del cerebro superior), facilita la intercomunicación neuronal, es decir, una conexión rápida y adecuada entre todas las partes del cerebro, de modo que cumple diversas funciones. Una de las más destacadas es la de regular el estado de ánimo(la sensación de calma y de bienestar), el apetito, el sueño, la contracción muscular y además, y entre otras muchas utilidades, interviene en funciones cognitivas como la memoria y el aprendizaje.

A pesar de que en el cerebro sólo producimos el 10% de la serotonina corporal, está cantidad es de vital importancia para el ser humano y se muestra suficiente para mantener nuestra salud, bienestar y felicidad. La serotonina cerebral está generada en “nuestra central” que la pone a disposición inmediata de todas las zonas cerebrales, de ahí que su liberación repercuta rápidamente en nuestra conducta, nuestro ánimo, nuestras emociones, etc. Cuando hay problemas con la producción/liberación de la serotonina y, sobre todo, cuando el tiempo de su acción interneuronal es demasiado corto, la persona experimenta síntomas muy variados que pueden resumirse en una sola palabra: la depresión.

Los psicofármacos que se prescriben de forma masiva para la depresión pertenecen al grupo de inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina. Estos medicamentos favorecen la comunicación neuronal prolongando la fase activa de esta hormona. Y es cierto que con aquella influencia psicofarmacológica conseguimos controlar la enfermedad y el ánimo del paciente.

Por increíble que parezca sabemos que el 90% de la serotonina corporal está producida y almacenada en el Sistema Nervioso Entérico, en “nuestro segundo cerebro”, el digestivo. Esta hormona tiene aquí la función de regular los movimientos musculares peristálticos y amplifica las transmisiones sensoriales “básicas”, relacionadas en primer lugar con la supervivencia, pero, además, vinculadas a la defensa, la intuición, el sexo, la nutrición y los diversos deseos e impulsos (que ya con la evolución hemos aprendido  a suprimir e ignorar). Esta cantidad lógicamente mayor, el 90%, de la serotonina del segundo cerebro también es de suma importancia.

Cuando hay problemas con la función neuronal digestiva y la producción de la serotonina por allí es escasa, la persona experimenta el estreñimiento, la digestión pesada, “el estancamiento” y “la pesadez” en  todos los niveles y sentidos. Los cuadros de la personalidad de éstas personas y sus manifestaciones cognitivas están ampliamente descritos en mi libro.

Por el contrario, cuando hay una producción y  una actividad elevada de serotonina en el sistema digestivo, alcanzando incluso un cierto desequilibrio y una reactividad / sensibilidad “desbordada”, observamos, localmente,  los síntomas del Intestino Irritable con todo su abanico de manifestaciones.  Y, como también explico ampliamente en mi  libro, éstas personas que sufren “estrés o neurosis digestiva”  tienen características psico-emocinales y conductas personales/sociales muy especificas.

Es fácil observar que las personas que padecen depresión, generalmente sufren estreñimiento y problemas digestivos, mientras que las personas con Síndrome de Colon Irritable tienden a la ansiedad, a los ataques del pánico, a los trastornos de atención y a la hiperactividad. Es decir, de igual modo que ocurre en nuestro cerebro, ocurre en nuestro intestino y viceversa.

Por supuesto, siempre existen casos que no encajan en estos patrones psicológicos.

Volvemos a los antidepresivos, que, como decimos “tratan” y activan la serotonina del cerebro superior. Son fármacos selectivos, que se supone que influyen solamente en el sistema nervioso central. Sin embargo se ha observado que las personas que siguen un tratamiento con inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, en un principio mejoran bastante su función digestiva y se alejan del estreñimiento, lo que les alegra mucho.

Sin duda, es un efecto “bueno” periférico del tratamiento con antidepresivos centrales. Desgraciadamente, lo que se ha observado es que con el tiempo la estimulación continua de la serotonina intestinal nos lleva a un “agotamiento y resistencia” a nivel neuronal digestivo. Es decir, después de 3 ó 4 años de tratamiento continuo en dosis importantes con antidepresivos centrales, el paciente vuelve experimentar problemas digestivos y en una escala mayor, alcanzándose estreñimiento grave y trastornos digestivos.

Un gran desafío que interesa a la comunidad científica y a la industria farmacéutica es encontrar un inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina que pudiera funcionar exclusivamente en el nivel del segundo cerebro, el digestivo; sería una revolución en los tratamientos de las enfermedades funcionales del sistema digestivo y una apertura a los nuevos fármacos. Pero nuestro segundo cerebro no es fácil de controlar con fármacos. Es un ente rebelde y autónomo, quien guía nuestra intuición, percepción y otras sensaciones muy importantes.

En casos de un tratamiento prolongado de la depresión,es recomendable revisar la dosis del fármaco  y, quizás, variar o alternar con otro medicamento, aunque del mismo grupo, y, por supuesto, ¡todo bajo estricta coordinación psiquiátrica! Se cree que el cambio suave de la dosis y de la medicación previene problemas digestivos y la resistencias serotónica en el nivel intestinal. Además hay que recordar que este “bienestar” y equilibrio emocional que uno recupera tomando antidepresivos es una oportunidad para re-cobrar la motivación y empezar a trabajar con el psicoterapeuta, resolviendo los problemas personales e implementando pequeñas diferencias en la actitud diaria.

¿Por qué no intentar liberar y activar nuestra propia serotonina digestiva de un modo más tradicional y sencillo?… El calor, un masaje suave y dulce de la tripa, la respiración abdominal, un ritual de meditación, los mimos, la acupuntura y…una buena alimentación pueden ayudarnos a obtener mucha serotonina sin contraindicación alguna!

BP: Aunque la dieta siempre ha de ser personalizada, ¿cuál sería la mejor para garantizar una digestión rápida y saludable? ¿Hay algún alimento que convenga evitar en todos los casos?

IM: Es cierto que la dieta de cada uno ha de ser personalizada. Eso no significa que todo el mundo tenga que visitar un profesional médico en Nutrición; con “personalizar la dieta” me refiero a una atención plena y un respeto al sistema digestivo propio y a la calidad de la alimentación; se puede observar la forma particular de procesar y digerir los alimentos, tu “carácter” digestivo, se puede aprender  sobre las situaciones emocionales y sociales  y/o las combinaciones de los alimentos que a cada uno le complican la  digestión. También resulta de gran utilidad saber tu capacidad metabólica (metabolismo basal) y la necesidad individual en el “combustible”.
A pesar de todo, existen unas cuantas pautas y recomendaciones muy generales a tener en cuenta, tales como:
–       Comer despacio, masticar bien, fijarse en la comida y estar atento al proceso de comer ( no comer mientras hacemos otra cosa… sin tomar conciencia de lo que comemos y de cómo lo hacemos)
–    Desayunar bien, prepararnos un desayuno sano y completo como si de un ritual se tratara, combinando, en su justa medida, todos los grupos de alimentos: hidratos de carbono integrales, fruta, proteínas, aceite, etc.
–       Realizar 5 comidas diarias es lo ideal: tres principales y dos tentempié; es decir comer cada 4-5 horas. Eso permite consumir  raciones más pequeñas, evitar el hambre y la ansiedad relacionada, controlar la energía, además de prevenir los episodios de fatiga y cansancio.
–       No picar entre horas, sólo beber agua.
–       De postre no comer fruta, es preferible ingerirla en el desayuno y en los dos tentempié (media mañana y la merienda)
–        No empezar la comida con un aperitivo alcohólico, y aun menos con el estómago “vacío”. Evitar especialmente la cerveza y si te apetece tomarla, trata de tomar antes algún entrante.
–       Cenar pronto e incluir siempre verdura variada, mejor cocida que cruda, pocos hidratos y cereales, y siempre algún alimento rico en proteína (150 gramos)
–       No consumir bebidas gaseosas con las comidas principales, pues, alteran mucho los procesos digestivos

En cuanto a si hay alimentos que se deban evitar siempre, no soy partidaria de los “frutos prohibidos”. De forma ocasional se puede probar cualquier alimento, pero aplicando el sentido común; por ejemplo, todos conocemos muchos productos dulces refinados, azucarados y con colorantes, como las chuches, los churros o productos de bollería que no aportan nutrientes importantes y que no pertenecen a ningún grupo de los alimentos sanos y de toma diaria. Pero si te apetece probarlos de vez en cuando sin cantidades excesivas, no tiene por qué caerte mal ni perjudicar drásticamente tu digestión. Y si te encuentras mal después de comerlo, saca tus propias conclusiones. Ocurre lo mismo con la comidas grasas: el chorizo consumiendo ocasionalmente unas lonchas es una forma y otra bien distinta un súper bocadillo, o un chorizo entero como aperitivo con pan, croquetas y ensaladilla rusa, más cerveza y después un plato principal! Como es lógico pensar, ese “chorizo” termina siendo el culpable y “el repetible”.  El cordero asado o el cocido madrileño son platos excepcionales que son bastante ricos en calorías. Hay que aprender a disfrutarlos como plato único con algo de verdura y sin entrantes ni postres y claro, sin abusar de las bebidas.
El origen de muchas molestias digestivas está en nuestra actitud y forma de comer y de emocionarnos con las comidas.
 BP: ¿Es partidaria de la suplementación con multivitamínicos u otros elementos como el Omega 3? ¿Cuáles recomendaría?

IM:  En mi libro comento que con un aporte nutricional adecuado (acorde con la edad y la actividad), una digestión sana y una desintoxicación corporal rigurosa se pueden prevenir muchas enfermedades y frenar el proceso de envejecimiento. El problema es que no podemos cumplirlo y/o no estamos seguros de la calidad de nuestra alimentación, además de que nuestro estilo de nuestra vida diaria no es del todo sano.
Si una persona es consciente de que tiene una alimentación algo sosa y monótona y / o desequilibrada, si vive con mucho estrés, además padece yaalgunos trastorno o problemas digestivos o de cualquier otro sistema, en este caso no estaría nada mal considerar una suplementación funcional.
En medicina tenemos un nuevo término: nutraceúticos, que son productos naturales o químicos enriquecidos con algunas moléculas esenciales que producen un efecto beneficioso para el cuerpo.
La medicina convencional no  cuenta con muchos estudios científicos clínicos que comprueban firmemente la eficacia de los suplementos y de las multivitaminas. Sin embargo, desde punto de vista de la medicina integrada es lógico de vez en cuando ayudar a nutrir el cuerpo con suplementos naturales, rellenando los depósitos con las moléculas esenciales y recuperando algunas carencias.
Siempre recuerdo que el suplemento no puede sustituir al alimento pero sí que puede aumentar su capacidad nutritiva. No hace falta tomar suplementos de por vida, es muy recomendable cambiar la dosis, las formulas y los grupos de suplementos. Pero resulta imprescindible la supervisión profesional a la hora de elegir los suplementos y personalizar la dosis.
Casualmente estoy trabajando  en un nuevo proyecto que vamos a lanzar en la primavera de 2012. Se trata de una nueva página web interactiva y supervisada por un equipo médico y dedicada exclusivamente al tema de los suplementos naturales y los alimentos funcionales. La herramienta permitirá recibir una prescripción personalizada on-line.

Creemos que eso va a ayudar a difundir nuevos conocimientos sobre los nutracéuticos y orientar mejor al cliente en los múltiples opciones que ya están en el mercado.

¿Qué recomiendo con mayor frecuencia? Son  suplementos concentrados de los probióticos, omega 3 puro,  extractos de las plantas medicinales depurativas y antiinflamatorias, vitaminas divididas por los grupos en las dosis más altas si comparar con las multivitaminas, magnesio, calcio, selenio, zinc, etc. Es muy personal y requiere los conocimientos sobre la historia de cada paciente en particular.

BP: La hidroterapia de colon, ¿es recomendable para todo el mundo? ¿Cuántas limpiezas podría hacerse una persona sana a título preventivo?

IM: Para una persona sana es recomendable, a título preventivo, realizar una hidroterapia de colon al año. Con este procedimiento se limpia profundamente el sistema digestivo. La hidroterapia estimula todos los procesos digestivos enzimáticos, equilibra la microflora intestinal y asegura la prevención de patologías digestivas y del colon en particular. Así, por ejemplo, previene la formación de los pólipos intestinales, los divertículos y el desarrollo del cáncer de colon. En los casos de colon irritable la hidroterapia de colon ayuda a controlar la enfermedad funcional y reducir la frecuencia de brotes agudos.
Para una persona con sobrepeso, los problemas de salud, especialmente metabólica, hormonales, auto inmunes o alergias, la desintoxicación digestiva anual (que incluye varias hidroterapias de colon, un drenaje hepático y la suplementación personalizada) asegura un control de la enfermedad y una significativa mejoría de la calidad de  vida.
El tema de la hidroterapia de colon y del tabú social relacionado con los intestinos está ampliamente presentada en mi libro.
La hidroterapia de colon es una forma fácil y eficaz de cuidarse, eliminar  toxinas y prevenir las enfermedades y procesos degenerativos,  ayuda a aumentar la vitalidad y la energía, las defensas inmunes y a alcanzar un siempre deseable equilibrio energético. 

BP: ¿Cree en las dietas disociadas? ¿Qué opinión le merecen? Aparte de su éxito en algunas personas como método de adelgazamiento –básicamente por la disminución de calorías-, ¿afecta al intestino recibir los hidratos separados de las proteínas o de las grasas?

IM: Es una dieta bien fácil de seguir, es hipocalórica y puede producir una perdida de peso rápida, y eso tiene una gran capacidad de motivación para la persona, porque a fin de cuentas el sobrepeso y la obesidad están vinculados a los problemas psico emocionales y una perdida rápida de los primeros 5 -7 kilos anima mucho a seguir adelante.
Sin embargo el uso continuado de la dieta con bajo valor calórico conlleva alteraciones gastrointestinales y carencias nutricionales, por eso una supervisión profesional y una suplementación con minerales y vitaminas resultan de suma importancia.
La parte positiva es que permite comer 5 veces al día , sin embargo las cantidades de cada comida no están pre-determinadas, siempre que se traten del mismo alimento.

Nuestro sistema digestivo está diseñado en su origen para digerir y absorber en cada uno de sus niveles los diversos nutrientes que contienen los alimentos.

No hay mucha historia en la disociación de los alimentos, el objetivo final de la dieta esta en re-tomar el control sobre la elaboración de tus platos, ser muy consciente de que y cómo comes y reducir el valor energético de tus comidas.

La dieta disociada no corrige hábitos dietéticos desequilibrados, por eso puede producir el ‘efecto rebote’ en cuando la dejamos.
La parte de la “salida” y de la re-educación alimentaria (y psico-emocional) posterior es la más importante de cualquier dieta. Por eso en nuestra clínica dedicamos un tiempo especial al tema del mantenimiento, colaborando con distintos profesionales.

BP: Se acercan las navidades, fechas en las que las comidas copiosas no faltan en ninguna mesa. ¿Qué consejos podría darnos para sobrevivir a ellas?

IM: No conviene empezar con una cerveza como aperitivo y con el estómago vacío, ya que la maltosa de la cerveza se absorbe más rápido que la sacarosa del azúcar blanco y tiene un alto valor calórico (Índice Glucémico 110).

En primer lugar, y antes de tomar alcohol se recomienda comer algo de entrada (sin pan), como unas lonchas de jamón u otro embutido, marisco, salpicón, daditos de queso, aceitunas, bonito con pimiento, anchoa, verdura. En lugar de pan mejor acudir a unos cuantos picos o las regañas.

Evitar pedir como entrada la tortilla española, la ensalada rusa, patatas bravas, croquetas, morcilla.  Sin embargo media ración de buen jamón o los ahumados con tomate y aceite no está nada mal, gambas al ajillo puede ser una buena opción si no mojas el pan en la salsa….

Si sigues picoteando intenta cambiar la bebida por una copa de vino blanco o tinto y quedarte con ella hasta acabar con las comidas. No es nada malo como dicen beber agua mientras comes (uno – dos vasos); sin embargo los refrescos (las bebidas gaseosas)  comerciales están totalmente prohibidos, pues cambian el gusto de las comidas, te llenan de gas y acidifican tu medio ambiente interno, están cargados con azúcar o edulcorantes que frenan o enlentecen el proceso de digestión y promueven la hinchazón. El hielo y mucha bebida fría con la comida también inhibe la producción de las enzimas digestivas. Durante el picoteo intenta no mezclar las comidas y evitar el pan.

El plato principal: algo a la plancha con verdura, pescado a la sal, revuelto, sopa crema (asegúrate que no lleva nata), menestra, salmorejo, pastel de cabracho, paella de marisco etc.

No acompañar las carnes y los pescados con la patata ni arroz si no, mejor, con verdura.

El postre – mejor no pedir nada, si no puedes resistir, un sorbete con cava, carpacho de piña, yogurt o cuajada; de todos malos un postre de chocolate negro (sin bizcocho), tipo mousse,  sería menos malo. El café es una tradición y un gusto, pero solamente va a compensar algo el efecto sedativo de la comida y estimular la producción de insulina (la hormona de páncreas, que tiene efecto anabólico y estimula el apetito). En una – dos horas el café sería más adecuado…

 ¿Terminar todo con un chupito? Pues, mucho azúcar…, igual que una copa o alcohol más fuerte. Pero si decides disfrutarlo, y por lo menos has cenado relativamente ligero,no sientas culpa ni remordimiento en este momento, vívelo a pleno, porque mañana mismo volverás a comer sano…