Zinaida Serebriakova

¿Vas a desaprovechar la oportunidad de ganar un tratamiento gratuito? Todavía tienes tiempo para participar en nuestro concurso de L´Oréal Professionnel, la marca número uno en salones de peluquería de toda España. Podrás descubrir la revolución DIA, Tono sobre Tono y ganar uno de los 10 servicios de coloración en un salón de peluquería de tu ciudad y ver por ti misma y en tu propia melena, los resultados.

La forma de participar es muy sencilla. Primero haz tu diagnóstico virtual para conocer cuál es el servicio DIA que mejor se adapta a tu estilo, tu color favorito. Este paso es imprescindible porque esa será tu coloración si resultas ganadora. Sólo tienes que pinchar en el megabanner superior y encontrar el tono exacto que quieres para tu cabello. También puedes hacerlo entrando desde aquí, y hacer click en la herramienta de diagnóstico.

Después entra en La revolución Tono sobre Tono de L´Oréal Professionnel, allí encontrarás la información necesaria para responder a las tres preguntas:

1. ¿Qué tipo de coloración es DIA?
2. ¿Cuál es la diferencia entre dialight y diarichesse?
3. ¿Cuáles son los beneficios de este nuevo servicio?

También puedes seguir la Revolución DIA por Facebook y optar a más premios, ¡te recuerdo que Towanda es la protagonista de nuestro vídeo! (más…)

El entorno comprendido por cirujanos estéticos y portadoras de implantes de mama anda conmocionado estos días a cuenta de la polémica generada por los implantes PIP (Poly Implant Prothèses), de origen francés. Este tipo de prótesis se retiró en marzo de 2010 porque se descubrió que el gel de silicona que contenía no era el declarado –y el aprobado para la comercialización por la UE-, sino uno más barato y de menor calidad.

El problema se ha localizado  porque estos implantes se rompen con mayor facilidad, con lo que la operación “de por vida” que se garantiza hoy en día a la paciente, ha devenido en repetidas operaciones en algunos casos –con el consiguiente desgaste psicológico y personal para las afectadas-

La Secpre se ha pronunciado apelando a la calma y asegurando que no es “en absoluto necesaria” la retirada de los implantes a menos que exista una complicación patente, como la de la rotura de la mama. La silicona de los PIP en principio no es tóxica ni cancerígena, como no lo es ningún componente de los implantes de uso aprobado. El procedimiento recomendado se resume en acudir a la consulta a revisar los implantes, sin cambiarlos de no estar rotos.

Entre los medios, algunos han reaccionado ante los cirujanos acusándoles de “tirar balones fuera”, ya que existen convenios con los fabricantes, que también sufragan congresos, y no es descabellado sugerir que no vayan a “morder la mano que les da de comer”.

Las portadoras de implantes PIP piden que sean los propios cirujanos quienes costeen la retirada de las prótesis defectuosas. La protesta de algunas voces de la opinión pública no se ha hecho esperar, planteando un debate sobre la frivolidad de la operación inicial que las metió en este embolado… Raro sería que en nuestro país no surgiera el dedo acusador buscando la culpa en la víctima. ¿Se merece alguien el sufrimiento, por muy frívolo que sea? ¿Quién lo decide y por qué?

Debates morales aparte, se trata de un tema de salud, de estafa y de negligencia médica que acarrea daños a la sociedad, arroja la duda sobre el colectivo de cirujanos españoles y que hay que solucionar, que opinar es gratis y a todos nos encanta -¡hola! yo, mi Superyo y mi yo-yo también tenemos opinión, pero nos la reservamos-, pero resolver ya es otro tema. Y es en lo que habría que centrarse.

“Las realidades”, de Albert Oehlen

“Este producto no contiene parabenos”.

¿Cuántas veces te has encontrado con esta aseveración en una etiqueta: No contiene parabenos? Seguramente unas cuantas, puesto que parece ser un objetivo para algunas marcas. Y seguramente te quedarás más tranquila cuando lo ves, porque si lo quitan es porque es nocivo, ¿no?

De hecho, te suena haber oído que son cancerígenos. Pues genial que terminen con ellos. Sin embargo, ¿sabemos qué son y si realmente son ‘más malos que la quina’?

Pues no, no lo sabemos porque la mayoría de nosotros no estamos en un laboratorio estudiándolos, de manera que nos tenemos que fiar de quien sí lo está.

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