‘Lentejas, si quieres las comes y si no…’ ¡también! El consumo de legumbres es realmente antiguo, hay escritos de los años 2800 a.C. que ya hablan de estos sencillos pero interesantes alimentos. Pero aunque llevan entre nosotros siglos y siglos, se están convirtiendo en las grandes olvidadas de nuestra dieta.

Según un estudio publicado hace unos meses por la multinacional Nutrición Center, sólo el 35% de los españoles consume legumbres dos o tres veces por semana, la cantidad recomendada por los nutricionistas, y un 65% de los encuestados sólo toma lentejas, alubias o garbanzos tres veces al mes, o incluso menos. El consumo de legumbres de los españoles está, por lo tanto, muy lejos de ser el adecuado, han pasado de ser un alimento indispensable a uno prescindible en nuestra dieta, se calcula que en España el consumo de legumbres por persona es de 3,3 kilos al año, hace 9 años cada español se comía al año 5 kilos, y en los años 60, 9 kilos.

Quizá porque las legumbres se consumen en guisos y platos de cuchara que las generaciones más jóvenes, con prisas y que comen casi siempre fuera de casa, no saben o quieren hacer. También influye la percepción de que engordan, pero nada más lejos de la realidad, engorda lo que acompaña a las legumbres –morcilla, chorizo…- por sí mismas tienen pocas calorías. A cambio, sus beneficios merecen realmente la pena, son ricas en hidratos de carbono, proteínas, fibra, vitaminas y minerales.

Son todo ventajas, porque además de sus maravillosas propiedades, son perfectas para tiempos de crisis gracias a su módico precio y son plato único, así que no tendrás que ‘romperte la cabeza’ –seamos prácticos-, pensando en un segundo. Por no hablar de los buenos momentos que las legumbres nos han proporcionado: han sido la primera incursión de muchos de nosotros en el mundo de la agricultura, quien no ha puesto a germinar un garbanzo, una lenteja o una judía  en un tarro cristal de yogurt y ha esperado impaciente a que el tallo comenzara a crecer… (más…)

Adiós al puedo prometer y prometo, la magia de los números mide la eficacia real de los cosméticos y nos pone sobre la pista de su contenido exacto, acciones que realiza y porcentajes de eficacia que resultan del tiempo de aplicación de cada fórmula (generalmente cada 12 horas durante un mes). Sus resultados valoran todos los efectos conseguidos mediante una mejora cifrada de diferentes aspectos de la piel o el cabello. Factores como hidratación, suavidad, firmeza, elasticidad, resistencia a la rotura o nivel de satisfacción.  Cierto que la belleza no es una ciencia exacta, sin embargo, la cosmetología es una ciencia multidisciplinar donde todo está perfectamente contabilizado y medido, empezando por los ingredientes siempre indicados de mayor a menor en algún punto del envase. Al final siempre aparecen en algún punto del envase, aunque haya que mirarlos con lupa, pero ahí están por impositivo legal. Por eso, la fórmula cada vez es menos secreta porque lo exigen otras medidas: sanitarias y de seguridad que garantizan al consumidor comprobar que la fórmula no contiene algún componente al que seamos alérgicos, independientemente de su procedencia: química o natural. Las alergias son tan libres como los radicales ídem que interactúan en cadena para restar propiedades a la piel y conducirnos a un fotoenvejecimiento prematuro propiciado por los rayos UVA, UVB y ahora también los IR que representa el índice de radiacción infrarroja como demuestra la gama de solares de Be + que incluye la tecnología de los laboratorios Cinfa.

Por ejemplo: La solución barrera frente al daño solar consiste en aplicar un fotoprotector con filtro solar numerado con índices que van del SPF 15 al SPF 50+ según sea invierno o verano. Pero además de este escudo permanente frente al sol, de cara  a las últimos lanzamientos las cremas de tratamiento para uso diario, mañana y noche, con mentalidad antiarrugas responden a un código anunciado en forma de contraseña o un enigmático nombre con cifras y letras.

¿Habías observado la cadencia numérica en cosmética? Se admiten ejemplos. (más…)

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