Paula Echevarría en la presentación a la prensa. Foto: Towanda.

Imagino que la marca Decléor y sus bondades no te pilla de nuevas.

En ésta, vuestra casa virtual, somos muy amantes de su filosofía que combina el cuidado externo –gracias a una importante investigación tecnológica-, con el interno –la sensorialidad del producto-.

Decléor comenzó como una pequeña aventura por parte de Solange Dessimoulie, una mujer emprendedora y en cierto sentido única.  Actualmente forma parte del grupo Shiseido, está presente en más de 80 países y lleva más de 35 años elaborando productos naturales basados en la aromaterapia y tratados con alta tecnología cosmética.

Sus formulaciones a base de ingredientes naturales y aceites esenciales ocupan una parte importante de nuestro baño, de nuestra epidermis y, cuando nos dejamos, hasta de nuestro espíritu.

Ahora, también ocupan una parte de nuestro ‘mundillo hispánico’ gracias al fichaje de Paula Echevarría como imagen en España durante 2012.

Las cualidades que se han valorado en la actriz son su naturalidad y cercanía, su compromiso con el medioambiente y también con un estilo de vida que incluye cuidarse a sí misma y a sus seres queridos, ideas que transmite la marca en mayor o menor medida.

Paula Echevarría -la Paula personaje público, que es la que nos interesa a quienes no la conocemos y la que tenemos un relativo derecho a valorar mientras se muestre como imagen-, tiene mucho a su favor y también en contra: según quién y cómo perciba al personaje.

Todo lo que Decléor ha destacado se ve con facilidad. Paula es sencilla y nada diva en el trato, aparte de muy guapa y saludable. Puede llevar a la consumidora el mensaje de la marca así como los consejos de aplicación de la manera asequible que se precisa. Es evidente que es una muy buena elección comercial y que va a vender mucho. Porque gusta masivamente.

 

Foto: Towanda.

 

No dudo que Paula Echevarría va a acercar la marca a gente que no la conocía, y eso es bueno para Decléor, pero me perturba un poco el exceso de comercialidad de este movimiento en una marca que me daba otro perfil.

Bueno, “me perturba” tangencialmente, porque entiendo que la vida está muy complicada para todos y que hay ciertas fronteras que se están diluyendo, entre ellas: lujo / gama media, exclusivo / popular, sofisticación / cotidianidad. Eso en cuanto a la yuxtaposición de marcas y a mi perplejidad inicial.

En todo caso, y como aquí nos anima la construcción, nos hacemos eco de los consejos de la nueva embajadora recomendando el aceite de Neroli Aromessence, uno de sus preferidos: un básico fantástico de Decléor que alimenta la piel en profundidad.

 

Bastan tres gotas para nutrir el rostro y de paso potenciar cualquier crema que te pongas después.

Como en cualquier producto Decléor, su atractivo se basa en su eficacia lograda tras años de investigación y en esa sensorialidad que se canaliza a través de olfato y tacto y que conduce a pensar el bonito aserto “Me estoy cuidando bien” que tanto gratifica en medio de las alocadas vidas que llevamos. Y eso es lo que siempre voy a comprar.