René Lalique en su despacho

Hasta ahora si querías ver la obra de René Lalique en Europa, uno de los artistas más revolucionarios del Art decó, tenías que ir a Lisboa al Museo Calouste Gulbenkian. Pero, desde el pasado mes de julio, en la región francesa de Alsacia hay un museo en el mismo lugar donde el genial creador edificó una fábrica de vidrio; es en un pueblecito llamado Wingen-sur-Moder, muy cerca de Estrasburgo.

Para muchos, Lalique (1860-1945) fue el ‘el Rodin del cristal’, ‘un poeta del vidrio, el joyero de la Belle Epoque … mientras que para otros fue mucho más que eso, fue el inventor de la joyería moderna.  Sus pendientes, broches, diademas, peinetas … son piezas de lo más imaginativas, realizadas con muchísimo gusto y elegancia y con las técnicas más elaboradas.

 

El genio creativo de René Lalique le llevó a experimentar y a utilizar sin ningún problema, materiales hasta el momento poco comunes como el marfil, las piedras semipreciosas, el cuerno, el esmalte, el vidrio …. Creó muchas de las joyas más representativas del estilo Art Nouveau teniendo como inspiración lo que él denominó las tres efes: ‘femme, fleur, faune’ (mujer, flores y fauna). Es decir: el cuerpo femenino, los animales (sobretodo libélulas y otros insectos) y la naturaleza con sus flores y árboles frutales.

En el apogeo de su carrera de joyero, y harto de que copiaran sus diseños, Lalique progresivamente cambia de camino y deja los metales nobles para convertirse en vidriero. Sus primeros experimentos se remontan a los años 1890, pero fue su encuentro con el perfumista Fraçois Coty en 1908 algo decisivo. A partir de ese momento decidió abandonar la joyería y dedicarse no solamente a crear obras de artes en vidrio sino también a producir frascos para los más grandes perfumistas de la época.

El Museo Lalique es obra del estudio del arquitecto Jean-Michel Wilmotte que ha sabido integrar esta antigua fábrica de cristal del siglo XVIII en medio de un paisaje excepcional. El edificio, de 900 metros cuadrados, está medio enterrado en la topografía del terreno donde apenas sobresale el techo pintado de color verde para que se mimetice con el entorno. En el corazón del edificio está escondido un jardín ornamental, formando como un claustro. Es muy vanguardista y muy ecofriendly a la vez.

El museo exhibe de manera cronológica, una exposición permanente de obras variadas del artista, incluyendo 550 dibujos, joyas, jarrones, vajilla, lámparas, floreros…  En la entrada del gran vestíbulo principal hay una imponente lámpara de cristal hecha por el hijo del artista, Marc Lalique, en 1951, y que fue restaurada para la apertura del museo. La araña pesa alrededor de 1,7 toneladas, mide tres  metros de altura, y se compone de más de 300 piezas. ¡Es  verdaderamente impresionante!

Una de las partes que más me gustó fue la sala Silvio Denz, donde se exhibe alrededor de 230 frascos antiguos de perfume nunca vistos hasta el momento. Son unas auténticas esculturas, unas bellísimas botellas de vidrio creadas por Lalique para comercializar en serie algo tan refinado como un perfume en pequeñas obras de arte translúcido.

Si vienes este verano, del 13 de julio al 11 de noviembre 2012, habrá una exposición de su hija Suzanne Lalique, una buena oportunidad para descubrir la sensibilidad de esta artista que empleó su talento en crear obras en porcelana, cristal, textil o vestuario para teatro.

Museo Lalique. Rue de Hochberg. Wingen-sur Moder (Alsacia) Francia. Tel. 0033 388 890814. A menos de una hora de Estrasburgo en TGV. Hay vuelos directos a Estrasburgo con Vueling desde Madrid y Barcelona. Abierto de martes a domingo de 10 a 19 horas.

Precio de la entrada: 6 euros. www.musee-lalique.com