Los labios son el último paso en cualquier maquillaje, el toque final, y la barra de labios es el único cosmético que nunca falta en el bolso de una mujer. Y es que lleva muchos años acompañado a las mujeres de todas las épocas. Se sabe que ya se usaban hace 5.000 años en la antigua Mesopotamia, esta civilización trituraba joyas semi-preciosas y las aplicaban en los labios y ocasionalmente alrededor de los ojos. Cleopatra no sólo se pintaba los ojos, aunque es lo que más ha trascendido, sino que daba color a sus labios con escarabajos carmín triturados que tenían un pigmento rojo profundo y utilizando hormigas para la base. Pero fue a partir del siglo XVI cuando se pusieron de moda los rostros muy pálidos y los labios intensamente rojos. En esa época, se fabricaban con una mezcla de cera de abejas y pigmentos rojos de las plantas.

Pero los primeros pintalabios modernos se presentaron en 1883 en la Exposición Universal de Ámsterdam, estaban hechos con grasa de venado y se envolvían en un fino papiro de seda. Después, con la llegada del cine, su uso comenzó a masificarse y desde entonces se convierten en éxito de ventas cada vez que se atraviesa una crisis económica -aunque últimamente está perdiendo protagonismo frente a la laca de uñas-. Hoy en día los hay de tonalidades casi infinitas, con aromas exquisitos y que no sólo dan color, sino que también tratan y protegen los labios.

Y una vez repasada un poco la historia, hoy queremos daros las claves para que el resultado de vuestro maquillaje de labios sea perfecto.

Una buena base garantiza un resultado óptimo. Si tus labios no están en perfectas condiciones, eso se notará en el acabado, lo mismo sucede al aplicar la base de maquillaje, la piel debe estar hidratada y limpia. Por eso debes exfoliar tus labios con asiduidad, por lo menos una vez a la semana, para eliminar las células muertas, puedes utilizar un cepillo de dientes –no el mismo que utilizas para cepillarte todos los días, por favor-, y después hidrátalos con un buen bálsamo, retirando el exceso con un pañuelo de papel.

Después extiende una gota de base de maquillaje sobre los labios para unificar el color. El lienzo sobre el que empezar a aplicar el color estará listo.

El siguiente paso es el lápiz perfilador, pero cuidado con él, cuando se usa es conveniente tener una serie de cuestiones en cuenta. Primero, debes saber que suele durar más que el labial, por eso, si has elegido un perfilador en un tono fuerte, puede suceder que todavía esté ahí cuando ya no tengas color de labios, creando un efecto bastante antiestético. Por eso, es preferible optar por un lápiz en un color neutro, similar al tono natural de tus labios y prolongar el trazado hacia el interior del labio y difuminarlo. Comienza a perfilar desde el centro del labio superior hacia las comisuras y debes hacerlo en función de la forma de tus labios. Towanda ya nos dio las claves para maquillar los labios según los tengas finos o gruesos.

A continuación rellena, hazlo con un pincel, serás mucho más precisa, ahorrarás producto y el resultado será más duradero. Presiona los labios como has visto hacer toda la vida a tu madre con un pañuelo de papel para quitar el exceso y repite la operación si quieres que sea más duradero.

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