zapatos sandalias

Tengo los pies pequeños, cada vez más pequeños, batiendo mi propia marca. Del número 36 he bajado al 35 o 35 y 1/2, y es una lata porque muchos fabricantes de zapatos lo consideran pie de niño y el otro día en una zapatería no podía acceder a un montón de bailarinas que me gustaban porque no se hacen en el 35. El sueño oriental de los pies de loto, se ha convertido para mí en pesadilla  a la hora de encontrar la horma adecuada de sandalias y zapatos.

Una contrariedad que me impide seguir de cerca el paso de la moda, pero sin pasar por la tortura del tremendo ritual Gin Lien para la reducción de pies al que se sometía a las niñas chinas a partir de los 4 años. Sus propias madres de mirada oblicua eran las que vendaban los pies a sus hijas, doblando los 4 dedos pequeños sobre la planta hasta conseguir que midieran unos 7 centímetros!!!.

Los pies siempre han sido símbolo de belleza y cuantos más pequeños más bonitos. El sufrimiento era atroz, tan atroz como para muchas mujeres caminar sobre tacones hoy día. Los podólogos saben bien los problemas que causan los zapatos altos en los pies, tampoco es que diga que las deportivas son la panacea porque tampoco es así. No quiero poner fotos de cómo quedan los pies después de toda una vida llevando zancos porque son demasiado feas, tan feas como los pies deformados de las bailarinas de ballet.

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