Es este el tributo a uno de los tres mejores diseñadores del mundo. La Fundación Mapfre presenta la retrospectiva del 6 de octubre al 6 de enero de 2013. “Jean Paul Gaultier. El camino hacia las estrellas” , toda un inmersión en el túnel del tiempo para mostrar cómo un francés extravagante al que descubrió Pierre Cardin en 1970 se ha convertido en un artista más que polifacético que no da puntada sin hilo.

Su andadura por el arte ha dejado ya huella en la Historia de la moda. Desde un prêt-à-porter todo terreno hasta la alta costura más sofisticada y visionaria que hemos visto en la pasarela o su paso por Hermès, toda su obra deja vislumbrar una personalidad iconoclasta y colorista.

Transgresión, asfalto, batiburrillo de infuencias, las rayas marineras de Marsella, o un vaquero que se convierte en traje de gala aderezado con plumas de avestruz. Nada, especialmente si pasea por la calle, pasa desapercibido a la capacidad de este rubio semicalvo de mezclar etnias, estilos, razas y coloridos en un crisol en el que el excipiente básico es siempre la cultura urbana.

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La exposición se organiza en colaboración con el Museo de Bellas Artes de Montreal y la firma , que fue adquirida por la empresa española Puig. Entrevistas, bocetos, audiovisuales, sus creaciones para el Blond Ambition World de Madonna, en 1990, repleto de corsés y lencería convertidas en prendas de ropa o todo su bagaje con Pedro Almodóvar. Para el que ha creado el vestuario de ‘Kika’, con Victoria Abril’, en 1993, ‘La mala educación’ o la malla a modo de segunda dermis de ‘La piel que habito’.

Además, el genio al que el propio Armani –en la antípoda del estilo de Jean Paul– ha calificado de ‘inigualable e insuperable’ ha creado desde campañas para Coca-Cola ‘light’ , muebles revolucionarios para Roche-Bobois o perfumes cuyas ediciones famosas ediciones limitadas son ya objeto de coleccionistas. Es el caso de L´eau classique para mujer y le Le male, para hombre. Envases en forma de cuerpo de hombre de mujer que van cambiando su vestuario en función de la estación: una loa al hedonismo y a la imaginación. En 2000 le concedimos el más prestigioso premio de moda que existía por entonces, la ‘Aguja de Oro’. Su parisino equipo de prensa y relaciones públicas nos volvió locos, era como un muro infranqueable que le protegía como a las estrellas de Hollywood. Cuando vino a España a recoger el premio que otorgaba María Rosa Salvador pude entrevistarle y comprobar que es uno de los modistas más simpáticos, llanos y entrañables con el que he compartido mesa. Adora a España , al flamenco y los faralaes, que planta en cuanto puede en sus trajes diferentes o hasta en sus colonias. Ahora, España rinde homenajea un profeta que descubrió hace mucho que, cuando hay talento, no hay límites para soñar vestidos y colgarlos sobre una silueta femenina.