MAURILIO-DE-MIGUEL-ENTREVIS

Juglar, poeta, escritor, filósofo, visitante de dimensiones paralelas y conseguidor de historias, además de Robinson. Veinticinco años como reportero para El Mundo,  TV2 y revistas como Traveller le dieron a Maurilio de Miguel para atesorar cuadernos de viaje, a partir de los cuales surgió la vuelta al mundo que planeta su poemario titulado “Balada para ciudades perdidas”.

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” Mi “Balada para ciudades perdidas¨ invita a pasear literariamente por conjuntos arqueológicos que fueron capitales culturales del pasado (Petra, Machu Picchu, Pompeya, Angkor…), por enclaves nacidos de la leyenda (Shambala, Sangri-lá, Avalon…) o de la pluma novelesca (Macondo, Comala…). El libro se plantea como guía turística para la necesaria vuelta al mundo del Julio Verne postmoderno, que debe entender cómo y por qué otras civilizaciones anteriores a la nuestra crecieron y decayeron, a ejemplo a lo que ahora nos ocurre. Entender, para comprender…Y prever.
“Este poemario invita a no tropezar siempre con la misma piedra monumental, interiorizando geografías humana y paisajística, puesto que yo también me veo doblando ya la esquina de la vida, a mis 52 años. El epílogo del libro lo constituye una charla que tuve con Gore Vidal al respecto, coincidiendo con él en un festival celebrado en Pompeya. La introducción al libro me la hizo Jack Hirchsman, poeta laureado de San Francisco, heredero literario de Hemingway por designación suya y en su día profesor en Berckley de Jim Morrison, líder de The Doors”

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¿Cómo son los poetas del siglo XXI? “Trabajan con la irracionalidad de los discursos oficiales que nos han llevado a la crisis y la bancarrota actuales. No tienen miedo a la improvisación, su caldo de cultivo, en todos los órdenes. Son gente de orden, dentro de un orden… Se permiten estar en las nubes, dado lo baratos que son los vuelos low cost.  Viven cada día como si fuera el último y el primero. Dan clases de imaginación a quienes estudiaron para subalternos, perdieron su trabajo y ahora no tienen jefe que les ordene en la oficina. Descubren la metáfora cotidiana en boca del ama de casa que exclama: “¡Te comeré a besos, cielo mío!”. Creen todavía en un mundo mejor. Por eso pueden trasladar su residencia a Venecia, mientras los arquitectos de la felicidad piensan en el futuro. Nuestros poetas contemporáneos están cuerdos de remate. Vienen a ser inevitables y necesarios cuerdos de atar”.

¿Qué te enamora de una mujer? ¿Y de un hombre? “De una mujer, el pintalabios de la sinceridad en la boca. El rimel de aquella que sabe mirar más allá de mascarillas y maquillajes. El sujetador con el que me dice “a lo hecho, pecho”. El bolsillo vacío de quien nunca se olvida de pagar las deudas. Su inteligencia emocional. Su emoción inteligente. Su capacidad de convertir una larga cabellera en hoguera de vanidades o en catarata líquida de pasiones. ¿Qué me enamora de una mujer? Que me aguante semejante verborrea a modo de piropo”.
“De un hombre me enamora la lanza de don Quijote en sus manos. La nobleza sin escudo de armas. La etiqueta de la elegancia en ropa de marca blanca. Su maleta vacía. Su heroicidad, a prueba de aduladores y medallas. Su fe de santo que no espera ningún paraíso. Su código del honor, aunque acabe en código de barras y le lleve a la cárcel”.

¿Qué es para ti la belleza? “Un pacto de silencio con la decrepitud y la muerte. La eterna pregunta que no admite medias tintas al contestar, pero sí muchas respuestas. El sustantivo que puede predicarse tanto de lo bello como de la forma bella de mirar algo que objetivamente no parece serlo. Un título de canción suprema, escrita por Luis Eduardo Aute. El único don que creo democráticamente repartido en el mundo, mientras podamos seguir hablando de belleza en estado puro, clasicista, sencilla, trágica…”

Ciudades imprescindibles, pérdidas o no.
Iquitos, Ámsterdam, San Petersburgo, New Orleáns, México DF, Berlín, Cintra, Lisboa, Damasco, Bujara, Samarcanda, Estambul, Gdansk, Sidi Bou Said, Fez, Bagan, Katmandú, Estocolmo. Y, por supuesto, Venecia, Venecia, Venecia”.

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Una idea……………….”La de refundar una Nueva Banca del Tiempo, sin afán de lucro, en la que quienes matan el tiempo, sin más, pusieran sus horas muertas a disposición de aquellos a los que siempre falta tiempo para hacer cuanto quieren hacer”.

Una frase………………”Hay que elegir entre buscar y encontrar”

Una tribu urbana………………….. La Hipster

Una Película……………………………”Martin Hache”

Una canción……………………………Tema principal de “Local Hero” (Mark Knopfler).

Un libro………………………………….La insoportable levedad del ser (Milan Kundera)

Un pintor……………………………….Pablo Picasso

Un poeta………………………………..César Vallejo.

Un aroma……………………………….La leña en días de lluvia

Una flor…………………………………..La orquídea

Una especia…………………………….El basílico

Un perfume……………………………..Las feromonas en frasquito de Chanel

Un cosmético…………………………..Las secreciones de serotonina.

Una prenda de vestir…………….La cazadora negra y larga, modelo aviador alemán de la I Guerra Mundial (los poetas, siempre en las nubes!!)

¿Algún rasgo de coquetería a destacar? La cadencia en la caída de ojos. Todo un atardecer!!

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Cuidados básicos de aseo y ceremonia de arreglo personal:
A mí me eligen las camisas y chaquetas que visto, no al revés. No sé, me salen al paso, me las encuentro colgadas donde menos lo esperaba, cuando estoy pensando en qué ponerme. Y, en cuanto, al aseo personal…Suelo cerrar la puerta cuando me doy a él.

Última comida memorable. La que me ofreció la pianista y acordeonista Begoña Larrañaga hace unos días. Fantástico el bacalao con tomate que cocinó en su casa.

Una cena inolvidable. Aquella a la que nos invitó José María Cámara, por entonces director de BMG, en el Restaurante Puerta de Alcalá de Madrid. ¿Te acuerdas? Tú también estabas, con Massiel, el académico Pepe Hernández, Joaquín Sabina…Y otra inolvidable la que marcó la inauguración del Restaurante Dos Mares. Me habían invitado acompañado, llevé conmigo a Helena Martín Neira, la mujer que mejor paladar tiene para los mariscos y resulta que estábamos solos en el local. Solos comensales, pero rodeados de ocho camareros que se adelantaban a nuestros deseos y requerimientos culinarios, como adivinos, portadores de un interminable menú de degustación. Increíble.

Momento hedonista preferido…El que me lleva a desayunar ostras en la bañera de pétalos, descubrir que no tengo champán para acompañarlas y comprobar, una vez más, que determinados zumos le van mejor.