Corría el año 78 cuando se estrenabaGrease, el musical ambientado en los 60 que se instalaría por derecho entre los más populares del género.

La ‘brillantina’ marcó a fuego las carreras de John Travolta y Olivia Newton John y también definió el estilo propio de los greasers, una subcultura que alumbró la clase trabajadora y en la que se amalgamaron los jóvenes del sur a la Costa Este de los Estates a los márgenes de la tradición. La grasa con que esculpían su tupé se convirtió en rubro estético y causante de su bautismo. Una seña de identidad que sería imitada en lo sucesivo por muchos jóvenes de espíritu rebelde, y adoptada como pasaporte de pertenencia al clan de los T-Birds. El cuero, el afeitado perfecto, los zapatos en punta y la chulería canalla para ocultar la fragilidad teen, harían el resto.

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Morrisey

Brillante y cimentado con tanta cera como para resistir huracanes y terremotos, el tupé sigue siendo el bastión de muchos hombres que se sienten en la frontera. Ahí tenemos una augusta pléyade de outsiders compuesta por David Lynch, Morrisey, Loquillo, ¡o Makinavaja!

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En las chicas, el empoderamiento no exigía tanto curtido, pero también se expresa con salvajismo y alzamiento. El personaje de Olivia Newton John, la dulce y pánfila Sandy, digi-evoluciona de incorregible romántica relamida,  a procaz dueña de las riendas gracias a los rizos. No unos de bucle áureo, claro, sino más bien en forma de maraña post-coital enmarcando un rostro que acoge, también, nuevos maquillaje y actitud. Ni la descarada Rizzo lo llevó tan lejos.

Recrear este look en casa es sencillo. Basta con rizar la melena con rulos, tenacillas o planchas y romperlo con decisión con la ayuda del peine. Es importante cardar la raíz a fondo para conseguir el aspecto leonino. Y por supuesto nada de adornos, quema los lazos pastel que tengas por casa. Recuerda: en la selva, ley aparte, la leona es la que caza.