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No muy conocido por el gran público pero sí por sus fieles seguidores, que valoran que Ulises Mérida nunca se haya vendido a tendencias, modas ni coloridos impuestos. Ulises va por libre y hace una moda casi escultórica sobre la piel de la mujer, alta costura sin patronajes y por intuición.

El Museo del Traje  presenta del 2 al 20 de abril una exposición, Organia, dedicada a su colección de otoño-invierno 2014-15. Es la primera muestra del proyecto ‘La Cúpula’ del Museo del Traje en su décimo aniversario.

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Negros, gris marengo, bronce, verde seco y mucho berenjena y morado en un estilo que me  recuerda a veces a esas túnicas sueltas de la bailarina Isadora Duncan que nunca pretendían domar o disfrazar el cuerpo sino darle toda la libertad de movimiento. Vestidos para mujeres delgadas que fluyen y no encorsetan. Trajes de vestir, quizás demasiado vestidos para una época que busca casi sólo la funcionalidad. Prendas que casi siempre ‘cierran’ bandas de seda anudadas, cruzadas, enlazadas en la cintura, el escote, el hombro.

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Hay influencias de Pertegaz y Givenchy en la obra de un diseñador que trabajó para Jesús del Pozo, como director artístico para Agatha Ruiz de la Prada y modelista de Roberto Torretta.

Su primera colección la presentó en febrero de 2013 en el Seagram´s Gin MFSHOW y después mostró en INLIQUID  su colección de primavera-verano 2014 en el Museo del Traje. Los tejidos que utiliza Ulises son nobilísimos: gazar, punto de cota de malla, terciopelo, pelo de cabra de Mongolia, fieltros gruesos , punto de seda, cuero pespunteado. Vestidos para soñar un rato, para retar al vaquero o para jugar una noche a ser Ava Gadner o la mismísima Audrey.