Doña Letizia siempre fue muy mona, y ahora con sus retoques y operaciones se ha convertido en la nueva reina de la belleza. Realmente, ella tiene unos ojos preciosos de un verde nebuloso, gran sonrisa con dientes cuidados, piel fina… No veo necesario que aquella Letizia presentadora de la tele comenzara una espiral de operaciones, hialurónicos, botox y retoques a troche y moche hasta convertirse en Princesa de Asturias y después reina. Y lo digo porque, tras enumerarlos, ¿qué deja la flamante consorte para los cincuenta o los sesenta?

Pasemos revista. Se dice que cuando aparecía en la tele con Alfredo Urdaci ya se había operado del pecho; es verdad que llama la atención un pecho tan grande ante una delgadez tan extrema. Lo que sí se había aumentado -como una gran mayoría de locutoras de la tele- son los labios con ácido hialurónico. Todos estamos de acuerdo en que el día en que se ‘configuraron los astros’  y más guapa y favorecida la hemos visto fue en la boda de los príncipes de Dinamarca, con aquel vestido rojo de Caprile y moño con ondas. Espléndida presentación en sociedad. Aún no se había operado, por entonces, de la nariz y reducción de mentón. Esperaba mantener en secreto esta intervención con el  doctor Antonio de la Fuente  en la clínica Ruber Internacional, pero una aparición inesperada en un funeral militar dejaba ver un rostro aún hinchado. No está confirmado que de la misma se ‘pegara’ un poco las orejas a la cabeza, aunque lo parece.

Allí comenzó la carrera. Después se ha visto su coche oficial aparcado en la calle Cincaen el Viso madrileño– en la consulta del doctor Pedro Jaén, dermatólogo- recientemente nombrado presidente de la Sociedad Española de Dermatología. Me lo cuentan sus vecinos, íntimos amigos. Suponemos que allí se hace sus retoques de botox, vitaminas y quién sabe qué más… Sabemos también que su dentista es el doctor Alonso, con quien se ha sometido a tratamientos de Ortodoncia. Lo cierto es que, sorbito a sorbito, Letizia muta hacia una Rania de Jordania, ambas demasiado estiradas para su juventud, demasiado ‘estandarizadas’ de aspecto, demasiado perfectas. Yo la prefería antes de; estaba menos estereotipada.

En cuanto a su estilo de maquillaje, me gusta, no ofrece sorpresas aunque evitaría las pestañas postizas que lleva casi a diario mañana y noche. Poco natural, ya le basta con sus extensiones de pestañas muy bien colocadas. La nueva reina varía muy poco en el maquillaje. Le encantan los productos de tratamiento de Sisley y los de maquillaje de Nars. Utiliza un fond de teint claro durante el día, siempre sombras en tonos beige, ocres o marrones, eye liner marrón oscuro y línea en el párpado inferior que ella elige casi siempre en verde claro, a juego con el color de los ojos.

Los labios, sin perfilar, en un tono nude con un poco de brillo; muy naturales. De noche, la base es más oscura, a veces se atreve con el rojo de labios y con sombras más oscura. Y nunca falta el colorete, claro, y las pestañas postizas bien rizadas. En resumen, una amiga que se la encontró el otro día en un restaurante de el Matadero dice que la vio ya un poquito virtual, tan tirante.  ¿Qué dejamos para cuando cuando Leonor sea mayor de edad? Más despacio, su Majestad.