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Verano es sinónimo de alarma cuando se tiene un trastorno alimenticio. Anorexia y bulimia encuentran su caldo de cultivo en la maldita operación bikini. Según instituciones como el Institut de Trastorns Alimentaris (ITA) en la época estival aumentan un 25% éste tipo de trastornos.

Quitarse prendas de ropa significa que los complejos ocultos durante el invierno se vuelvan más visibles. Esto lleva a muchas personas, fundamentalmente mujeres, a intentar reducir peso de forma rápida recurriendo a las peligrosas dietas milagro, una práctica que puede ser la puerta de entrada a la aparición de alteraciones de la conducta alimentaria.

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En verano se repiten las dietas absolutamente desequilibradas que no siguen las pautas mínimas de una alimentación equilibrada y se realizan sin ningún tipo de control médico. En personas predispuestas, se trata de situaciones que implican un riesgo elevado que puede desembocar en un trastorno de la alimentación.

Según la Asociación Española de Psiquiatría Privada se estima que entre el 1% y el 3% de la población sufre anorexia y entre un 3% y 5% bulimia, de ellos el 97% son mujeres. Sumo a estos datos otro no menos preocupante, estos trastornos aparecen cada vez en edades más tempranas, en torno a los 11-12 años.

¿Tan pronto? Pues sí, no lo estamos haciendo nada bien. Leo horrorizada un estudio australiano publicado recientemente según el cual, las señales de infelicidad por el peso corporal aparecen con tan sólo 8 años, es triste, pero es así, el deseo por la delgadez aparece ya durante la niñez.

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De todos los datos recabados, los autores de la investigación observaron que al menos dos de cada cinco niños entre 8 y 11 años querían ser más delgados de lo que les correspondía. A los 10-11 años, la mayoría de ellos hablaba de controlar su peso. Entre los que tenían bajo peso, el 16% de las chicas y del 11% de los chicos ansiaban incluso ser aún más delgados de lo que ya eran. La mitad quería seguir manteniendo su bajo peso. De los pequeños insatisfechos con su cuerpo, aproximadamente en el 50% de los casos sus madres se mostraban preocupadas por si comían en exceso o poco saludable.

Presta más atención a los comentarios sobre la imagen física que haces en presencia de tus hijos. Enséñales a ver la belleza en todas las personas sean gordas, flacas, altas o bajas, y refuerza su autoestima. Que se acepten y acepten a los demás como son. Edúcalos en una vida saludable donde el deporte y una alimentación sana y completa sean los pilares.

Y si tienes hijos adolescentes, vigila sus hábitos alimenticios y ayúdalos a vencer los estereotipos reinantes, una misión complicada pero no imposible.