¿Quién dijo que hay prohibiciones para las tallas grandes en el mundo de la moda? Que se retracte de su pobreza de espíritu ante las cuatro espléndidas blogueras de moda, de no menos espléndida talla, que se han sumado al reto de Eloquii de vestir a mujeres poco canónicas con faldas de tul.

El objetivo, demostrar que ninguna prenda es patrimonio exclusivo de un tipo de cuerpo. Todo es cuestión, moraleja de esta fábula moderna en Youtube, del espíritu que anima la ‘percha’. Sea cual sea su forma.

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Margie Ashcroft

Tengámoslo claro, mujeres del mundo. Lo que nos resulta atractivo de una persona es su manera de estar, de moverse, de manifestar su relación consigo misma. Por eso la moda, en cierto modo, es lo de menos. Se puede tener muchísimo rollo vestida con básicos o con combinaciones ‘imposibles’ de tejidos o de colores. La gente con estilo posee algo mucho más importante que dinero para gastar en ropa o unas hechuras determinadas: el sentido lúdico de vestirse. Y la comodidad de vivir a gusto en su piel, base que permite toda clase de ‘riesgos’. Como, por ejemplo, el de plantarse una falda de tul cuando se pasa de la 46.

Nicolette Mason, Rochelle Johnson, Margie Ashcroft y Nora Lovotti son mujerones admirables, pero no por la forma de su cuerpo (que también), sino porque se apropian de la prenda y la convierten en algo personal, más allá de supuestos, imposiciones, y códigos de valor. Eso, y no otra cosa, es lo que la vestimenta debería representar para todas nosotras. La oportunidad de divertirnos explorando nuestra personalidad, a través del lenguaje de la moda.