Cuentan quienes la conocieron que Margaret Thatcher no dormía más cuatro horas cada noche. Eh, si hasta ahora no te preocupaban las consecuencias de tu problema de insomnio, quizá esta referencia te sirva como estímulo.

La privación del sueño-correcto-para-cada-quien (algo muy personal) durante periodos prolongados de tiempo, tiene catastróficas consecuencias sobre el organismo. El propio hecho de intentar conciliar el sueño en vano cada noche, también.

Si estás atravesando un desorden de sueño temporal, he aquí algunas sugerencias para ir poniendo en práctica. Que no todo va a ser contar farragosamente el ganado lanar. O sembrar el terror doquiera que vayas.

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  1. Intenta no obsesionarte.

Consejo de oro, así en general. El pensamiento en bucle sobre las preocupaciones no es la mejor manera de abordarlas. Para solucionar, necesitas perspectiva. Y para ello, necesitas distancia del problema. Así que, ¡tómala!

Evádete de la cuestión. Que no monopolice tus conversaciones, ni mucho menos tus pensamientos.

  1. “De comidas y de cenas, están las sepulturas llenas”.

Y los tálamos de insomnes, añado. Una cena copiosa antes de dormir nunca jamás de los jamases es buena idea para conciliar el sueño, aunque te deje momentáneamente noquead@. Tampoco consumir alcohol o bebidas excitantes 6 horas de dormir.

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  1. Además de ser frugal, prueba con alimentos y bebidas tranquilizantes.

Estos son los que contienen triptófano, como los plátanos, los huevos y la leche.

La fitoterapia también puede ser una buena solución. Una tisana de valeriana, pasiflora y amapola de California, todas de venta en herbolarios, “induce el sueño y evita los despertares precoces”, aclara César Valera, vocal de Plantas Medicinales del Colegio de Farmacéuticos de Madrid.

  1. Vuelve al claustro materno.

Haz de tu habitación un entorno confortable, relajado y seguro. Elige una luz tenue, un aroma agradable (lavanda, ya puestos, por sus propiedades relajantes), la tempertaura adecuada, una música que te apacigüe. Huye como de la peste de los aparatos electrónicos, fuera móvil, ordenador y rutinas activadoras 2.0; usa la cama sólo para dormir (o por lo menos, no para ver una peli. Eso, en el salón).

  1. Practica la respiración abdominal.

Un adulto estresado respira únicamente con la nariz, superficialmente. Y eso no contribuye en nada a la relajación. Toma consciencia de tu respiración. Pon la mano sobre tu abdomen e inspira profundamente por la nariz, sintiendo cómo proporcionas oxígeno a todo el cuerpo y la mano asciende. Espira con suavidad. Aquí puedes pasarte una ‘película’ agradable, como el recuerdo de las vacaciones, el mar restallando en la orilla, un bosque, una situación en la que sientas relajad@…