Muy bien alojadas en el Parador de Turismo de La Granja, una habitación con vistas a la piscina de verano, porque hacía bueno, pero no tanto… Parte del encanto segoviano es su frescor permanente unido al aroma de la leña y el aire puro de sus bosques de pinos de Valsaín.

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Tremenda bocanada de oxígeno en todos los sentidos para una experiencia de fin de semana con excelente compañía, sólo mujeres, y mis amigas del alma.

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La primera noche tomamos una cena con excelente maridaje de vinos a cargo de la sumiller Henar, salimos de la cena muy bien bebidas con vinos seleccionados por sus sabias recomendaciones: Rueda, Verdejos, cavas rosados…que acompañaron el menú degustación, ricas viandas, servidas con la elegancia y la discreción que distinguen a las buenas gentes castellanas, generalmente poco reconocidas autonómicamente hablando: Viva la Comunidad de Castilla León y la bella comarca segoviana de La Granja. El refresco palaciego de Felipe V, Carlos III y todos los madrileños del siglo XXI con ganas de vivir aventuras deportivas y culturales o simplemente relajarse, a una hora de Madrid, en un edificio tan singular como la Casa de los Infantes donde está ubicado el Parador, junto a los principales monumentos y a una cuesta de sus famosos jardines.

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¡Sí, y porque no decirlo, también salimos mucho más contentas de esa cena! Había una opción de Party Girl con alquiler de pelis en la habitación, pero no hizo falta, las películas salieron a la luz de la luna llena y el influjo de tan deliciosos caldos de uva tinta o blanca.

Al día siguiente era San Ildefonso y fiesta, porque este pequeño pueblo de 6000 residentes se conoce como Real Sitio de San Ildefonso o La Granja de San Ildefonso y Valsaín. La Granja, es una encantadora localidad palaciega con bellos jardines, llenos de escultóricas fuentes y una historia digna de un cuento. Casi toda la arquitectura imita el estilo francés y sus jardines se inspiran en los de Versalles, pero con la orografía segoviana bastante más generosa en curvas.

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Raul García Castán, nuestro guía de ruta nos presenta al alcalde, escuchamos algunos petardos en la plaza del pueblo, antes de salir y tirarnos al monte con él como bastón principal de algo más que un paseo inocente.

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Por el camino, arroyos al encuentro, rocas plagadas de musgo… “Nos dicen que todos tenemos algo de sangre azul, me comenta el campeón de carrera de montaña Raúl García Castán, nativo de La Granja, y todavía con capacidad para hablar, mientras bajamos de nuestra Subida al Chorro Grande, la ruta por la Sierra de Guadarrama, que comenzó desde una calle que terminaba en un bosque de robles llenos de líquenes espectrales sobre su corteza. La naturaleza en esplendor beauty, belleza pura. Un paseo bien guiadas con la segura compañía de un erudito de la sierra, por la que corría desde niño y preparaba sus grandes competiciones.

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Felices, pero con el corazón un poco high level y la lengua fuera. La sierra nos obsequió con bocanadas de oxígeno puro a raudales, el fluir del agua sobre las rocas… Culminamos el camino de El Chorro, una cascada y una pendiente proporcional. Menos mal que la vuelta fue más llana. Tres horitas andando en total y luego probar sus judiones y las tapas en la terraza de la taberna de El Pelón, que me gustó un pelín sí y un pelín no. Segovia, tiene una excelente gastronomía, por favor, que conserve sus clásicos torreznos, excelentes cochinillos y que se deje de cocina de autor de medio pelo con mango confitado en las alcachofas… Nada que ver con la cocina del Parador de Segovia y el de La Granja, que tuvimos ocasión de probar, ambas bastante notables.

Con el eco de esta experiencia compartida, quería dar voz a mis amigas y compañeras de viaje por dar vida a esta feliz escapada en grupo.

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María Rosa destaca “el trato entrañable que Marta, Héctor, Henar, Raúl, Teresa y Cristina, entre otros, nos han mostrado estos días. En segundo lugar el entorno inimaginable que hemos encontrado en nuestros paseos con el encanto de Segovia. Para terminar comentaros que nunca olvidaré la sensación de haber realizado una “obra maestra” como se hacía antaño soplando el vidrio. Resumiendo: volveré a repetir en la primera ocasión que tenga.”
Paloma, futura sumiller, agradece a Henar su pasión y profesionalidad, y recuerda lo sorprendente que fue “la visita a La Real Fábrica de Cristales. Teresa, nuestra guía, nos introdujo en un mundo desconocido y nos llevó al pasado a través de sus explicaciones. También, tuvimos oportunidad de dedicar un par de horas para relajarnos y descubrir nuevas sensaciones en el Spa del Parador. Los efectos se dejaron notar enseguida. Hemos alimentado cuerpo y alma”.
“Yo creo” dice mi amiga Nati, “que picoteamos diferentes posibilidades de ocio y en todas disfrutamos. Charlando y riendo, lo que se hace entre amigas”. Recuerda ” la última cena que hicimos en el Parador de Segovia, tan cerca y tan diferente, desde su inmenso vestíbulo ofrece una mirada espectacular de la ciudad de Segovia.

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Salimos del Parador de La Granja por la Puerta de la Reina, como 4 ídem, después de un fin de semana muy estupendo, con la satisfacción de una experiencia vivida.