Hoy 13 de febrero es el Día Mundial del Soltero -además del Día Mundial de la Radio o el de los Fruterossingles del mundo ¡felicidades! Si San Valentín te aburre soberanamente porque estás encantad@ de no tener pareja, lánzate a disfrutar de tu libertad sentimental.

Coge la maleta y regálate un viaje contig@ mism@, son muchas las ventajas de explorar el mundo en solitario, ¿qué no te lo crees?, aquí tienes 6 razones para viajar sol@ que terminarán de convencerte.

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1. Puedes ir donde quieras. No necesitas ponerte de acuerdo con otra persona, ya está bien eso de renunciar a la montaña porque “es que yo soy más de playa”. Tus posibilidades económicas son el único límite a tus ansias de conocer el mundo. ¿Ya tienes hecha la maleta?

2.Tú marcas tu ritmo. Cuantos matrimonios no se habrán roto porque uno no quiere dejar ni un rincón sin descubrir y al otro le gusta tomárselo con calma, levantarse tarde y no para de repetir, “si me quedan cosas por descubrir, mejor, así tengo una excusa para volver”.

3. Podrás ser quien realmente eres. Sin nadie de tu entorno que te juzgue te sentirás libre de desplegar ese yo con el que te sientes más cómodo, incluso te sorprenderás echando en la maleta ropa que si fueras acompañado, jamás llevarías.

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4. Viajar solo es una buena oportunidad de vencer miedos e inseguridades. Salir de la zona de confort, de tu ambiente que tienes perfectamente dominado, y lanzarte a una aventura en solitario te servirá para encontrar esa valentía que a veces te falta en tu día a día. Descubrirás, seguro, que eres capaz de más cosas de las que pensabas y tu confianza en ti mismo subirá enteros.

5. Harás amigos en el camino y quién sabe, a lo mejor abandonas la soltería. Ah no, que estás encantad@ de no tener pareja. Viajar en solitario fomenta, mucho más que si lo haces en pareja y ya ni te cuento en grupo, conocer gente nueva.

6. Encontrar alojamiento y sitio para comer es mucho más sencillo cuando uno viaja solo. Pero además no tendrás que compartir ese postre extraordinario del que quieres saborear hasta el último trozo, ni soportar ronquidos o insomnios ajenos.