Sin prisa ni pausa. Así avanza en nuestro país el consumo de productos de belleza orgánicos, aún a la cola de países como Francia, Alemania o Italia, pero en constante crecimiento. Lo ECO es el rayo que no cesa.

En respuesta a esta jugosa y rentable tendencia, y como un brote de acné juvenil (propio de la inmadurez del sector), en el mercado proliferan cientos de marcas ECO que, en algunas ocasiones, no son del todo lo que dicen ser. Sí, amiga mía, adolecen de auténtico verdor. Quizá sean más naturales que el yogur de hospital, pero eso no quiere decir que provengan de cultivos orgánicos.

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Así las cosas, ¿cómo podemos protegernos como consumidores? Localizando los sellos que garantizan que se han cumplido ciertos estándares de calidad, protocolo y respeto con el medioambiente, como Ecocert (Francia), Soil Association (Reino Unido), USDA Organic (EE.UU.) o el conglomerado Cosmos (Soil Association, Ecocert, Cosmebio (Francia), BDIH (Alemania) y AIAB/ICEA (Italia), por citar los principales.

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Para que un producto pueda enorgullecerse de ser orgánico (y se gane su correspondiente galón) tiene que cumplir ciertos criterios. Cada sello define los suyos, pero en líneas generales, el producto debe:

-Tener la proporción más alta posible de ingredientes orgánicos. SÓLO se puede etiquetar como tal si el 95% de los ingredientes lo son.

Separación claramente identificable de los componentes no orgánicos en todos los procesos.

-No haber sido testado en animales.

-No ser nocivo para el ser humano o el entorno en ningún proceso de elaboración o en el uso.

-Producción alineada con estándares éticos.

-No nanotecnología.

-No fragancias sintéticas.

-No extracción con disolventes.

-Todos los ingredientes tienen que ser biodegradables e inocuos para el entorno, lo que incluye peces y pájaros.

-Se permite el uso de minerales de la tierra.

-Antimicrobianos aprobados.

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La agricultura orgánica reconoce la conexión directa entre la salud y la comida que ingerimos, de modo que los pesticidas y fertilizantes están prohibidos, se garantiza la calidad de vida de los animales de granja y se rechaza el uso rutinario de drogas para tratarlos. Las cosechas modificadas genéticamente (GMO) están totalmente prohibidas dentro de este contexto.

Todo esto, y nada menos, es de lo que estás participando y apoyando cuando adquieres un producto realmente natural y orgánico, con la garantía de un sello de calidad. Una crema que atenúa las líneas de expresión y que hace de este mundo un lugar un poco menos hostil para sus habitantes. No está mal, ¿verdad?