En Belleza Pura nos intriga toda clase de técnicas de belleza pero, sobre todo, nos sulibellan las que implican un contacto personal, cálido, humano. Por eso cuando me dieron carta blanca para probar el tratamiento que se me antojara en The Lab Madrid (¡sí! Como si fuera un sueño con unicornios y norias de colores), no tuve dudas: tenía que ser un masaje manual.

Los expertos en marketing suelen ser rácanos con el tacto. De entre todos los sentidos, es el receptor con menos capacidad de sedimentación del recuerdo, apenas recordamos el 1% de lo que palpamos frente al 35% de lo que olemos. Sin embargo, no estoy de acuerdo. Creo que nadie que haya mantenido una relación física del tipo que sea con otra persona. El contacto piel con piel es lo primero que aprehende un recién nacido de su madre y es una importantísima vía de comunicación entre humanos de cualquier edad. Transmite temperatura, mimo, el dibujo del cuerpo… ¿Qué haría un ciego sin el tacto? ¿Sabrán estos expertos que los bebés prematuros evolucionan mejor si son tocados?

“Una máquina puede ser mucho más rápida que las manos para tratar trastornos como la celulitis, pero nunca sabremos la calidad real y humana de un local de belleza si no pasamos por sus manos”. Séneca, año 35 d.C.

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The Lab Madrid cuenta con varios valores a favor. Es íntimo y de trato familiar -son majas ‘un rato largo’-, conocen a su clientela y cuentan con firmas Premium para tratar cada piel con eficacia. La carta es tan extensa que hubiera necesitado un par de tardes para terminar de leerla, y exploran tanto el lado amable de la vida (tratamientos gozosos que buscan el placer por el placer) como los puramente estéticos (manipedis, depilaciones) o los trabajos ‘arquitectónicos’ con aparatos llamados a reconstruir nuestros imperios físicos, como el Indiba o la luz pulsada. Y luego están las manos, el epicentro del cuidado como nos gusta en Belleza Pura.

Mireia me propuso un corporal que arrancaría con una exfoliación enzimática y terminaría en un masaje con una vela de aceites esenciales de argán y partículas de oro. Mis agotadas fibras de madre de un bebé de 5 meses empezaron a bailar claqué.

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El gommage cumple el objetivo de eliminar células muertas y conseguir la piel esté más receptiva a los activos que se apliquen a continuación. Debería formar parte de la rutina semanal de cualquier persona ya que además es beneficioso para prevenir el cáncer de piel.

Pero lo bueno, bueno, el elogio del placer por el placer, vino con la vela de argán y su exquisita sensorialidad sobre la piel, puro estímulo para las funciones cognitivas, señora.

Imagínate tumbada sobre una camilla, con música tenue, el aceite caliente deslizándose sobre tu cuerpo, y luego la manualidad, el tacto. Decía que se sabe si el sitio es bueno por las manos, y Mireia las tiene. Salí ligera, relajada y con un aroma divino sobre la piel, perfectamente nutrida hasta el día siguiente ¡después de la ducha!

Precio masaje con vela: 60 euros.

Ya sólo es cuestión de sacar unas cuantas horas para terminar de leer la carta de tratamientos y hacer un pacto con el diablo para probarlos todos.

Como iniciativa curiosa, tienen manicuras especiales que maridan el esmalte con los vinos –un decir, la cosa es que puedes realizar una cata de paso que te hacen las manos-, un sinfín de packs para novias y diversos modelos de beauty parties.

The Lab Madrid.

Blanca de Navarra, 2.

Tel: 910291159