La tendencia hacia lo natural se impone en nuestras rutinas de belleza (y de alimentación). ‘Defectos’ como los rizos, las pecas o incluso el vitíligo reciben el comodín del público y ascienden de categoría al entrar dentro del saco de lo natural. No hay que rebelarse y luchar a través de carísimos cosméticos, hay que ser uno mismo y potenciarlo a través de carísimos cosméticos. O quizá no… ¿Es natural el capitalismo? Y la belleza, ¿es democrática?

Cuando la naturaleza reparte suerte, juega a los dados con la genética –de tus padres y de tus ancestros, que fueron encontrados en la calle- y a veces el resultado reconcome. Pero el consumidor y sin embargo persona también tiene su corazoncito, y está harto de que le digan que cambie. Es tiempo de mostrarse como somos, con nuestras pecas, nuestro politizado vello corporal, nuestras varices y nuestra celulitis. Vaaale, ahí me he pasado.

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Foto de Brock Elban

Las pecas son algo como el estampado polka dot de la piel. Quienes las tienen maldicen su gen receptor del melanocortin-1 MCR1 y las ocultan bajo gruesas capas de maquillaje –en el peor de los casos- o bien bendicen el ya citado gen receptor y las dejan respirar a través de sus ligeros fond de teint estilo nude –el nuevo ‘palabra de honor’… que no me he maquillado, que he saltado así de la cama-.

Si no es por naturales, es por juveniles. Unas cuantas pecas salpicadas sobre la nariz nos hacen evocar instantáneamente jovencitas vivarachas, sexies y traviesas, en plena pospubertad. Y con lo que nos gusta una veintena…

En los últimos años, las hemos visto en looks beauty de pasarela, hemos aprendido a pintarnos las pecas con maquillaje y hemos rebasado definitivamente el vaso en Instagram, donde las chicas muestran sus pecosas constelaciones de ¡colores! Como ves, el antaño defectuoso aditivo se ha sofisticado de lo lindo, y admite tantas variaciones cromáticas como seas capaz de imaginar y de pintar con la gracia de Seurat.

¿Te va apeteciendo esto de pecar? Para ello no tienes más que puntear el contorno de ojos y el puente de la nariz con lápices de ojos en tonos marrones, preferiblemente en dos matices distintos para recrear un aspecto más natural. ¿Terminaremos pintándonos los hoyitos de la celulitis con sombras de ojos?