No hay muchas certezas a las que aferrarse en este mundo hostil y falto de referentes, pero que Masglo es el Dios del esmalte de uñas (o de los dioses, que aquí somos politeístas de postín), es una de ellas.
Y como todo pastor que se precie, congrega muchas –muchísimas- almas fieles completamente rendidas a sus cualidades. La intensidad del color, el fulgor del brillo o la duración son algunas de ellas. La practicidad de su pincel o la fórmula libre de impertinentes goteos, rematan la faena.
Pero, aun con todo a favor, siempre hay detalles que se nos escapan. Cabos sueltos en nuestro empeño por conseguir la manicura casera perfecta. Juntemos nuestras manitas que luego van al pan en oración, hermanas, porque seremos pasto del sinsentido y la zozobra, pero al menos llevaremos manos de dama. Virginia Blanco, profeta en la Tierra Directora de Formación de Masglo, nos revela los 10 mandamientos que La Firma cinceló en tablas de piedra.

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1.  No utilizarás acetona.
No, no, no. Niégalo tres veces para interiorizar la idea. Ese líquido reseca las uñas, las debilita y las estropea. Átate las manos a la espalda en el Súper para resistir la tentación de comprar ese monísimo bote rosa. Y, en su lugar, prueba un quitaesmalte con vitamina E sin acetona.

2. “Pellizcarás” tus uñas al retirar el esmalte.
Con la mano en el corazón, confiesa. ¿Cuántas veces te has puesto las manos perdidas de esmalte al retirarlo? Yo, unas cuantas. Hasta que me apliqué con el truquito de profesional que Virginia describe a continuación: “apoya el algodón sobre toda la uña durante unos segundos para disolver el esmalte, y luego realiza un ligero gesto ascendente, como de pellizco, que retira todo el color de los laterales limpiamente, sin ensuciar la piel. Luego sólo hace falta un toque final en el centro de la uña para dejarla completamente limpia”. Palabra de Masglo.

3. Resistirás la tentación de la tijera y utilizarás la lima adecuada.
Cómo mola limarse las uñas viendo una peli o escuchando música. ¿A que sí? Venga a limar de un lado a otro, como en la Fuga de Alcatraz. Pues NO. Mec. Error. Mal hecho. Se lima sólo en una dirección para no levantar capas en las uñas –esto ya me lo dijo un emisario de Masglo en una presentación a prensa hace eones y desde entonces lo practico con éxito-. Y en cuanto a grosores, las mejores para las manos son las de 240 gr, lo suficientemente resistentes para limar sin agredir. Lima ‘pata negra’.

4. No cortarás las cutículas.
Te puedes hacer un destrozo importante. Es preferible proceder con cautela y aplicar un producto que las ablande. Después, empújalas con un palito de naranjo.

5. Suavizarás los laterales.
Sobre todo si los tienes engrosados o secos. Puedes hacerlo con una lima suave, “siempre de la muñeca hacia la yema y en una única dirección”. ¡Y no olvides nutrirlas a menudo con un buen aceite! Si te da pereza, piensa en María Magdalena y en la escena del ungimiento de pies de Jesús y verás cómo lo tuyo se te hace mucho más llevadero.

6. Alisarás la superficie de la uña.
Un gesto que no suele apetecer, pero que se agradece mucho. Si la uña está bien lisa, el esmaltado queda mil veces mejor. Usa un taco pulidor para ello pero, eso sí, sin vicios. El abuso, advierte Masglo, puede fragilizar la uña.

7. No esmaltarás sin antes aplicar la base más adecuada.
Im-pres-cin-di-ble. Si no quieres que tus uñas amarilleen como afectadas por la ictericia más cruda, póntela, pónsela. Algunas no sólo protegen, sino que además fortalecen, alisan, corrigen el tono, estimulan el crecimiento…

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8. Darás color al borde libre de la uña.
Este es el que no te pintas nunca, el que sobresale por tu dedo. Pintarlo sella el esmaltado, prolonga la duración y, a la postre, queda mejor.

9. Acariciarás con el pincel.
Es conveniente aplicar una primera capa relativamente generosa, que no haga aguas, empezando por el centro y continuando hacia los lados. La segunda puede ser más fina (y si repasas con una tercera, mejor todavía).

10. No te olvidarás del brillo.
La guinda del asunto. El brillo eleva el color a la enésima potencia y además es un excelente chiquitruco para refrescarlo cuando tu manicura ya tiene unos días sin volver a pintar de nuevo. Que sí, que no hace falta que emprendas otra vez esta sagrada tabla, puedes aplicar un brillo deslumbrante y poner las manos en otra cosa. Pero ojito con lo que haces con ellas, ¿eh? ¡Que se vean!

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