Cuando Victoria Beckham abre la boca (o el Instagram) para contar sus secretos mejor guardados, su legión de fashio-seguidoras se tambalea. ¿Su última ocurrencia? Una mascarilla que parece traída por una nave nodriza del espacio exterior. Tras su sonado paso por Cannes y sus declaraciones en las que jura y perjura que este prodigio cuasi marciano es el responsable de su rostro impasible y no unas bonitas toxinas botulínicas, Internet se ha llenado de muchachas con mascarillas de papel de aluminio.

Como en Belleza Pura no nos creemos nada sin probarlo en nuestras carnes, os desvelamos los secretos mejor guardados de la tendencia foil masking y sus versiones caseras.

Carolyn Murphy mascarilla

Carolyn Murphy y sus aventuras con la mascarilla traída del espacio exterior.

Las mascarillas de papel de aluminio son en realidad un invento surgido en Corea del Sur, conocido mundialmente por su cosmética altamente creativa y hasta un poco gamberra. Nacidas como la combinación de una mascarilla en velo y las mascarillas para dormir, la cobertura de papel de aluminio permite teóricamente que los principios activos penetren más profundamente al evitar la evaporación del producto. Las coreanas se aplican hasta siete capas de serum antes de aplicar una foil mask para conseguir el famoso efecto chok chok, o piel jugosa.

foil mask estee lauder

Teniendo en cuenta que en los centros de belleza las esteticistas usan film osmótico para conseguir una mayor absorción de los tratamientos corporales, no parece a priori una idea descabellada.  Sin embargo, el invento utilizado por Victoria Beckham es la exclusiva Advanced Night Repair Concentrated Recovery PowerFoil Mask de Estée Lauder, y ahora mismo mi bolsillo no está para semejantes trotes (la broma cuesta unos 65 euros al cambio por un pack de 4, más gastos de envío internacionales porque no se comercializa en España).

Así que ni corta ni perezosa me acerqué a mi tienda de conveniencia de confianza para hacerme con un rollo de papel de aluminio con el que emular el tratamiento Hombre de la Máscara de Hierro por el bien de mis bellezas puras. ¿Funciona bien? Sorprendentemente sí.

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Tras intentar recortar un óvalo con la forma de mi cara que no quedase hecho un churro, decidí ir a lo fácil y recortar varias tiras alargadas con las que hacer un collage sobre mi cara previamente untada con un par de capas de sérum. Lo bueno de mi método cutre  altamente innovador es que permite evitar el contorno de ojos y las fosas nasales con bastante facilidad, porque hasta las bellezas más puras necesitan respirar durante el tratamiento.

Tras ponerme el invento y dar un susto de muerte al cartero, empecé a notar una agradable sensación de calorcillo en la piel. Tiene todo el sentido, ya que al evitar la evaporación el Albal impide que la piel transpire, por lo que hace que los poros se abran y absorban mejor los tratamientos. Después de 15 minutos de exposición no quedaba nada del sérum y mi piel estaba tersa como el culito de un bebé.

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Sin embargo, el Albal de mala calidad me dio una reacción alérgica en el rostro que se me pasó tras lavar la piel con cuidado con un jabón suave e hidratarla con áloe vera. Así que Bellezas Puras, si queréis emular mi hazaña comprad un papel de aluminio de buena calidad y haced una prueba de alergia previa, no sea que acabéis con el rostro colorado.