Los tiempos cambian, las modas de belleza evolucionan. Pero hay un líquido elemento que se desliza sinuosamente en nuestras rutinas, desde la edad de Cleopatra y Popea hasta estos días de Youtubers en la lista Forbes: la leche.

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Asegura la leyenda que Popea, augusta compañera sentimental del emperador romano Nerón, contaba con un rebaño de 300 burras para su baño como quien tiene su propio laboratorio de cosmética en casa. Un hábito que compartía con la egipcia Cleopatra, también asidua a las inmersiones en leche para mantener su nívea belleza inasequible al declive. Así ha quedado para el registro de los historiadores. Y así lo ha demostrado la ciencia moderna: el misterio embellecedor de la leche no obedece a ninguna razón esotérica, sino que se debe a su contenido en vitaminas A, B, C, D y E, minerales, proteínas, enzimas y ácidos grasos. Y, sobre todo, a la presencia del ácido láctico, un alfahidroxiácido (ante el que sólo podemos comentar ‘AHA’) de acción exfoliante que elimina las células muertas y despeja los poros sin causar irritación. El resultado, una piel más uniforme, suave y elástica, digna de una emperatriz faraónica –o de una austríaca: Sissi también confío su belleza a las bondades lácticas-.

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La transmisión cultural ha hecho el resto. De Jordania a África pasando por la vieja Europa, Asia o el Nuevo Continente, todas las civilizaciones se han hecho eco del descubrimiento de estas beldades con solera. Seguramente te suene, sin ir más lejos, la famosísima mascarilla casera de yogur, ese emplasto natural como la vida misma que restaura el pH de la piel sin alejarnos del lineal de frío del Súper de barrio. O alguna que otra marca comercial construida en torno al blanco elixir.

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Una de ellas es EcoLactis, a base de leche de yegua. Muy similar a la composición de la leche humana –con mucha más cantidad de lisozima, enzima que ayuda a descomponer las bacterias-, mejora las defensas, favorece el equilibrio del organismo y previene problemas cutáneos como el eccema o el acné.

La gama comprende complementos alimenticios, cosmética y unos jabones muy monos que incluyen distintos activos de refuerzo como el té verde, el propóleo, el aloe vera

Más información en la página web de EcoLactis.

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Lactovit es otra de esas etiquetas comerciales que nos acercan la leche a la piel. En versión científica: toda la gama de geles incorpora las microcápsulas Lactosomas para que el complejo actúe donde la piel lo necesita. Además puedes encontrar leche corporal, mousses corporales, productos bajo la ducha y desodorantes en spray, roll-on y stick.

A la venta en centros comerciales.