Días más grises, hojas que caen, atardeceres dorados y nuevos tonos en el cabello. Llega el frío y lo hace contrarrestado por rojos ardientes, cálidos marrones y rubios caramelo. El verano ha sido fantástico, pero ya es hora de un cambio y ese cambio se llama otoño. Bienvenido sea.

El largo, larguísimo, eterno verano por fin se va. Hemos anhelado sus días largos, sus inseparables vacaciones y las noches cálidas y cortas, pero ya está, se nos rompió el amor, queremos otoño. El cambio de estación nos trae alicientes como los escaparates de temporada, las tardes lluviosas en casa (en el trabajo no, por favor, y en la puerta del colegio menos aún), las hojas secas y los colores tostados. Hasta en el cabello nos apetecen cambios y éstos pasan por tonos más oscuros y cálidos. Otoñales, en definitiva. Olvídate de los rubios veraniegos y haz tuyos los chocolates especiados, los caramelos y los rojizos más de tendencia.

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No lo decimos nosotras, lo dicen los expertos coloristas: en otoño e invierno se demandan más los tonos ligeramente más oscuros y de matices más cálidos. Es el momento de los frutos del otoño: avellanas, picantes rojizos. Incluso los rubios pierden sus matices surferos y se decantan por los acabados más dorados y dulces. Favorecedores, atemporales y muy discretos, en su gran mayoría, los tonos de temporada se acercan mucho a la moda textil y huyen de excentricidades. Sin embargo, todos los efectos de coloración que han visto su auge en los últimos años son perfectamente compatibles con los tonos que ahora vienen, desde las luminosas baby lights, a los balayage o los tonos escondidos en las capas inferiores que se revelan con el movimiento de la melena. Una gradación de tonos, bien escogidos y bien situados, ilumina y crea efectos de volumen sin que se note un cambio de color demasiado evidente. Al igual que hacía la Kardashian para esculpir su rostro con el contouring antes de apuntarse a la corriente de la cara lavada, un buen estilista es capaz de resaltar las zonas más adecuadas del cabello para que dé puntos de luz al rostro y resulte mucho más favorecedor. Todo esto, con los deliciosos tonos otoñales que vienen.