Nunca es tarde si la ducha es buena. En España es especialmente deleitosa: según Demoscopia, los españoles invertimos una media de 12 minutos (7 más de lo que recomienda la OMS) en este hábito de higiene con consecuencias positivas para el bienestar general.  Algo debe tener el agua cuando la bendicen: la prueba es que lo seguimos haciendo a diario incluso después de ver Psicosis. Ducharse mola y además está bien visto (no como el baño, cuya pasión se desata en la clandestinidad so pena de ser tildados de antiecológicos).

Sin embargo, no por mucho repetir la rutina podemos presumir de desempeñarla bien. Al menos, eso es lo que dicen los expertos. Quítate todo y ve metiéndote en el plato: después de leer esto, sabrás ducharte según El Canon.

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  1. Abusamos de la ducha.

Seguro que te suena este alegato puesto que el debate ya es todo un clásico de los medios de salud. El exceso puede ser tan malo como el defecto. En la piel también tenemos defensas, y eliminarlas continuamente en nombre de la higiene puede tener consecuencias nefastas para la salud.

  1. Enjabonarte por enjabonarte.

El problema del exceso de ducha es que suele venir acompañado de un abuso del jabón. ¿Sabías que hay especialistas que recomiendan limitar el gel de ducha y los jabones con detergentes a dos o tres días por semana? Para los bebés aún menos, con una es suficiente, y siempre con jabón suave.

Como en todo, el sentido común ha de guiar nuestras decisiones. Si llevas una vida muy activa o vives en un clima cálido, probablemente necesitarás más a menudo el jabón. El consenso de los expertos se puede resumir en una pauta: lo mejor es un gel neutro (pH 5,5) o bien lavarse con agua clara y ‘por parroquias’.

  1. Control de calorías.

La Academia Española de Dermatología y Veneorología (AEDV) se pronuncia al respecto: “No te duches con agua demasiado caliente porque podrían desintegrarse algunas moléculas del manto ácido y esto propiciaría una excesiva resequedad”.

  1. Cuidado con la esponja.

De nuevo, la prescripción es escueta: basta con usarlas una o dos veces a la semana, y es importante secarlas al sol después “para evitar la colonización con mohos”, asegura el dermatólogo Raúl González.

Además, no es recomendable usar guantes y estropajos más de un día a la semana porque resultan traumáticos para la piel, ni usar cremas exfoliantes si existen lesiones inflamatorias o se está ingiriendo un suplemento de vitamina A.

  1. Y yo con estos pelos.

Al igual que no se recomienda lavar el cuerpo con jabón a diario, tampoco es recomendable lavar el cuero cabelludo a menos que lo hagamos con un champú neutro. Lo esencial es eliminar los restos del cuero cabelludo, de modo que aplicaremos el producto a lo largo y ancho de todo el cuero cabelludo para masajear con suavidad; después se arrastra el champú de raíz a puntas para lavar el resto del cabello. A continuación hay que aclarar muy bien con agua abundante no demasiado caliente (debilita la fibra capilar) y secar con toalla a toquecitos, eliminando la humedad sin frotar.

  1. Tirar la toalla.

Las mejores son de algodón suave absorbente. Esas toallas magníficas de rizo esponjoso que a veces se aparecen en sueños, sí, ésas. Las rugosas o ásperas pueden irritar las pieles sensibles y resecarlas.

Para secar el cuerpo, como en el caso del pelo, hay que hacerlo a toques ligeros y sin frotar.