Aunque mi favorito es el clásico Mojito de La Bodeguita de Enmedio. Hoy voy a hablar de un clásico: el Cóctel Margarita. Una leyenda con los siguientes ingredientes: Tequila, zumo de lima, Triple Seco, azúcar y sal en el borde de la copa. Hemingway era fan de este cóctel que respira una efervescencia especial. Lleva algo dulce, algo salado, algo seco y algo tan jugoso como el ágave. Una planta crasa del desierto, un cáctus mejicano del que sale el jugo para destilar el Tequila. Un universo tan rico como el de cualquier cóctel aromático de un perfume.

Si te gusta el sabor y el aroma del Margarita, ahora puedes disfrutar de su fragancia en algunos cosméticos. Sin ir más lejos del Champú H&S en su versión Citrus Fresh. Un anticaspa baratito y que incluye eso que tu buscas el aroma del cóctel Maragarita porque incluye una nota patentada que se llama “Tequila Sunrise”, con esencia de pomelo, mandarina y té verde. Todo un soplo de aire fresco para que tu melena tenga desde por la mañana ese frescor salvaje más allá de Los Limones del Caribe…

Para completar tu paraíso privado de sensaciones el resto del día o de la noche puedes rociarte todo el cuerpo con el aroma del auténtico perfume de Margarita de Cape Cod Creatives. Te paso la dirección para que puedas comprarlo por Ebay Stores. El nombre exacto es Lime Margarita Purse Body Spray elaborado con lima verde y el famoso agave mejicano de donde se extrae el Tequila.

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En cualquier caso, L´Artisan Parfumeur en Italia y la firma Guerlain en París, entre otras marcas de perfumes personalizados pueden mezclar en una coctelera los ingredientes aromáticos que desees y realizar un perfume a la medida de tus deseos.
Por cierto, una curiosidad la palabra cóctel proviene precisamente del Golfo de México, dónde los piratas se lo bebían todo. Y en especial el pirata Drake, ese héroe inglés que no tenía nada de lord, pero mucho de inglés. Drake era todo un pirata.
En aquella época se vendían vinos y licores sin mezclar. Algunas veces se tomaban los que se llamaban “dracs”, que eran bebidas compuestas, preparadas en un vaso de vidrio grueso, donde lentamente se revolvían los ingredientes con una cuchara. No siempre eran cucharas de metal que pudieran dar mal sabor a la bebida. Se usaban mejor las cucharas de madera o palillos. Probablemente la palabra “drac” era abreviatura de Drake, ese pedazo de héroe británico que surcaba los mares en busca de tesoros.

En una de esas tabernas del pintoresco puerto mexicano y perfumada por la brisa del mar y por los olores del sándalo de los bosques, el mozo que servía empleaba para preparar sus bebidas, en vez de cucharas o de palillos, unas raíces lisas delgadas y finas de una planta que allí llamaban por su forma peculiar “cola de gallo”. Los marinos ingleses, acostumbrados a sus “dracs”, al ver al mozo revolver sus bebidas con la raíz de marras, para ellos extraña, le preguntaron qué era, a lo que les contestó que cola de gallo, o sea cock’stail en inglés, en adelante no le ordenaron servir “dracs”, sino cocktail. Y así el nombre se fue popularizando por todo el mundo. Vino la fiebre de las bebidas compuestas, se multiplicaron los cocktails y nacieron las cocteleras.

Brindo contigo porque ese cóctel de Margarita inunde tu cuerpo del perfume de tus sueños. ¡Salud!