El ritual sagrado empieza por desmaquillarnos con arte. Un paso muy importante que no hay que saltarse a la torera, aunque lleguemos de noche y agotadas. Después de limpiar y tonificar la piel, aplicamos la hidratante por todo el rostro. La manera de aplicar la hidratación cada mañana y/o cada noche forma parte de un gestual relacionado directamente con el nivel de eficacia que vamos a obtener de nuestra crema.
El ritual diario para hidratar la piel nos enfrenta cara a cara con el espejo. Aprovecha para relajarte y además, sacarle todo el jugo a tu crema.
¡Son sólo 2 minutos para tí! Relájate y disfruta…
Lo único que necesitas son discos de algodón o toallitas de papel.
01 – La limpiadora es lo primero para liberar tu piel de impurezas, polución, sudor y restos de maquillaje.
02 – Sobre la piel perfectamente limpia pasa con dos algodones el tónico para refrescar y cerrar el poro.
03 – Con la piel tonificada aplica una dosis de crema por cara y cuello.
04 – Imprescindible realizar un automasaje suave mediante presiones de digitopuntura hasta la penetración total de la crema.
04 – Un truco infalible a los pocos minutos de aplicar la crema presiona con suavidad un pañuelo de papel por toda la cara para retirar el exceso de crema.
05 – ¿Día y/o noche? Todo depende del estado de la piel en ese momento. Sólo hay que observar y aplicar lo que admite sin que nos deje una apariencia grasa.