Últimamente me he vuelto a aficionar después de muchos años al pan caliente con mantequilla. Una tostada recién hecha. Uuummmmm…¡Qué placer! No sé si podré resistir a colgar este post antes de ir a prepararme una. Noto que empiezo a ensalivar más de la cuenta. Pan con mantequilla salada o dulce es igual.  Lo que pasa es que además de engordar un montón y subir el colesterol, dentro de un sencillo tarro de margarina con Natasha o Heidi haciendo senderismo por su tapa se esconde un porcentaje de grasas trans, “permitido por la ley”, pero del que en muchos casos ni se nos informa en la etiqueta.

Sí, sí. Somos lo que comemos, pero es que muchas veces no sabemos ni lo que estamos comiendo.
La firma Unilever
tiene por lo menos el detalle de informarnos en la etiqueta de la cantidad total de grasas trans que contienen sus cuatro marcas de margarina: Flora, Tulipán, Ligeresa y Artúa que, en todos los casos, es inferior al 0,5% . Según Ana Palencia, directora de Comunicación de Unilever: “este ha sido un año en el que los consumidores han recibido mucha información sobre las grasas trans y, aunque la ley no obliga a hacerlo, Unilever quiere que sus consumidores tengan toda la información que demandan sobre los productos que consumen”.

 

Desde diversos comités científicos se argumenta que «ninguna cantidad» de grasas trans consumida en la dieta diaria «puede considerarse segura» para la salud. El objetivo a corto plazo es que al menos nos dejen escoger con conocimiento de causa.
¿Qué opinas de las “grasas trans”? ¿Sabemos lo que comemos?

Los expertos en nutrición recomiendan fomentar el consumo de grasas insaturadas (nueces, semillas o aceites vegetales) y reducir las grasas saturadas que son las que afectan por igual a los impropiamente llamados colesterol malo (LDL) y bueno (HDL). Sin embargo, las grasas trans actúan sobre el LDL sin afectar al HDL. Este desequilibrio metabólico afecta como una bomba a nuestro corazón.

¿Qué son las grasas trans? Durante el proceso industrial de elaboración de grasas parcialmente hidrogenadas y margarinas se bombea hidrógeno a los aceites vegetales, provocando como resultado la formación de grasas trans en cantidades significativas.

¿Por qué se siguen añadiendo estas grasas a los alimentos? Porque gracias a ellas se consigue prolongar la vida comercial de los productos que las llevan. Además con grasas trans las margarinas se extienden con mayor facilidad sobre el pan sin necesidad de esperar a que se derritan. ¡Lo que decía mi abuela, cuanto más deprisa más despacio!

Top Ten de alimentos con grasas trans
Los reyes de las grasas trans son los alimentados elaborados industrialmente con aceites vegetales.
Atención: Una dosis diaria de 5 gramos de grasas trans se considera peligrosa para nuestra salud.
10 alimentos con alto contenido de este tipo de grasa:
Patatas fritas (150 g): .7 gr. de grasas trans.
Pastel de manzana industrial (1 unidad): 6 gr. de grasas trans.
Bollo industrial (1 unidad): 5-6 gr. de grasas trans.
Hamburguesa (200 gr.): 3 gr. de grasas trans.
Quesito (1 unidad): 2,2-5,2 gr. de grasas trans.
Magdalena (1 unidad): 1-2,1 gr. de grasas trans.
Galletas (2 unidades): 1,3 gr. de grasas trans.
Margarina (1 cucharada): 0,9 gr. de grasas trans
Panecillo comercial (1 unidad): 0,85 gr. de grasas trans

El grupo Center for Science in the Public Interest, ha iniciado una campaña de sensibilización para conseguir que la industria alimentaria se sume a lo que se considera una actuación preventiva en el marco de la salud pública. Dada la resistencia que las administraciones públicas de parte de los países afectados paradójicamente ofrecen ante la eliminación de las grasas trans. Del mismo modo, pretenden que la Agencia Federal del Medicamento y la Alimentación (FDA) norteamericana, prohíba el uso de aceites vegetales parcialmente hidrogenados.