Cuando las ciudades se inundan de epidemias de depresión, barrios marginales, políticos corruptos y ráfagas de tormento, no es extraño encontrar tribus urbanas incapaces de ver más allá.

Estéticas apáticas

Surgidos de una corriente musical en la década de los 80, los emos (del inglés emotional) se esconden tras su largo flequillo negro de medio lado. Como negándose a ver así la multitud de cosas buenas que aún quedan en esta sociedad.
Su ropa oscura y el marcado eye-liner en los ojos pueden resultar siniestros, pero tan sólo muestran una actitud ante el mundo. La melancolía es la reina.
Las culturas punk, indie y rock se funden para reflejar inconformismo, rechazo hacia lo ajeno, lo popular.

Gustos sombríos

Ateniéndose a las diferentes concepciones ideológicas, musicales y estéticas de los emos nos queda bastante claro que los fines de este grupo son, como en la mayoría de casos, marcar la diferencia.
La mayoría escuchan grupos como My Chemical Romance, Billy Talent o Panic! At the disco. Recorren las calles enfundados en vaqueros pitillo y siempre calzan Vans cuadriculadas y Converse All Star.

El director de cine Tim Burton también es bien acogido entre los emo. Su obra más valorada es Pesadilla antes de Navidad. Jack, la calavera animada que protagoniza esta película ya se ha convertido en un icono para la comunidad.

Detrás de tanta sombra tan sólo cabe esperar que dentro de unos años este sentimiento pesimista que forma parte de muchos jóvenes dé paso a luminosas esperanzas.