Desde muy joven nuestro peluquero más internacional, Llongueras, sabía que su vocación estaba al servicio femenino en todas sus vertientes (peluquería, fotografía, escultura, pintura etc). Con 19 años ya creó un improvisado estudio de peluquería en su domicilio familiar.

Tal fue el éxito entre las vecinas del barrio de Esparraguera en Barcelona, que pocos meses después ya fundaba su primer salón (entre la Gran Vía y Viladomat en Barcelona), convirtiéndose en el peluquero de la vanguardia.

“Las mujeres y su atractivo fueron las responsables que me dedicara a este oficio”, asegura el Dalí de los peluqueros.

En 1977, durante un prestigioso festival en Inglaterra se atrevió a mostrar un revolucionario sistema de rapado rápido. Su famoso corte preprogramado, que se realizó él mismo sin espejos, causó sensación entre un público repleto de mitos de la peluquería como Vidal Sasson o Harold Leighton.

Desde entonces, su trayectoria profesional no ha pasado desapercibida recibiendo los galardones más importantes. Además de peinar a numerosos rostros del panorama nacional e internacional. Desde Jacqueline Bisset, Raquel Welch o Anjelica Huston hasta la Familia Real, entre otros.

Aunque, sin duda, su relación profesional y de amistad con el pintor Dalí reafirma aún más su carácter de genio. Llongueras era el culpable de su suntuoso bigote, además de los postizos que lucía Gala, la mujer y musa del artista.

Además, entre las creaciones que realizó para el pintor, destaca una enorme peluca que tardó más de mil horas en confeccionar para la habitación que el genio dedicó a Mae West y que entró en el Libro Guiness de los Records como la peluca más grande del mundo. Actualmente, es una obra de exposición que se puede visitar en el Museo Dalí de Figueras en Gerona.

En definitiva, un genio contemporáneo que seguro seguirá innovando en cada una de sus colecciones. Nosotras no queríamos desaprovechar la ocasión para felicitar con orgullo a este artista y embajador mundial de nuestro país.