La estética made in Spain es la de la fiesta de los toros y la del cante y el baile con vestidos de faralaes.

Todo ha cambiado a siglo XXI, ya todos vestimos de H&M, Zara o Primark; otros de Chanel, Prada o Dior. Sin embargo, lo otro son disfraces de gitana y de torero o el traje típico de asturiana, gallega o mallorquina. En España se viste como en cualquier otra calle de occidente.

¡Olé, España, las corridas de toros y los trajes de luces bien puestos porque para ponersélos: hay que ser torero o torera… Todo un arte: la tauromaquía.

Lo nuestro, pero que al parecer se ha quedado obsoleto porque se mata a los toros en la plaza. No, como en Portugal.

Adoro a los animales y jamás haría daño a ninguno. Pero venga esa hamburguesa de buey o esa pechuga de pollo, ambos muertos o matados previamente, como algunos toreros que han derramado su propia sangre en la plaza.

Maldita moral que permite los crímenes de animales en oscuras granjas y no continuar con un arte y una fiesta que representa nuestra cultura, lo poco que queda de ella.

La estética flamenca y el estilismo detrás de la barrera siempre han puesto de manifesto una moda española clásica. La gran fiesta nacional de peineta y mantilla, y un abanico por delante de unos ojos negros, enmarcados por una melena morena o castaña como la que proponen las tendencias. El estilo gipsy, spanish y latino cruje en todo el mundo civilizado y no sólo en las plazas de toros.

La fiesta de los toros y el arte de la pintura española y la fotografía. El autor de estos tres toreros en movimiento que acabas de ver es obra del fotógrafo Gary Edward.

En este caso, los cuadros son de un artista francés que ha expuesto hace poco en Madrid.

No hay otra mujer morena tan española como que la que pintó Julio Romero de Torres: con el cuerpo de misterio y el alma llena de pena. La mirada de la española es la de Pénelope Cruz.

¡Viva la estética made in Spain, belleza pura española!