El sexo puede ser muy gratificante y placentero pero si no se toman ciertas precauciones existe el riesgo de que pase una factura muy cara. Y a pesar de la información que existe en España, fácil de encontrar (bibliotecas, centros de salud, Internet…) y de consultar con cualquier facultativo, existe una preocupante falta de concienciación.
La mayoría de la población sabe en qué consiste el SIDA al igual que los denominados “comportamientos de riesgo”. Pero por desgracia ven a esta enfermedad como algo lejano que sólo padecen los inicialmente conocidos como “grupos de riesgo”. En los 80 se denominaron “grupos de riesgo” aquellos grupos de población que fueron castigados en masa por la enfermedad: homosexuales masculinos, prostitutas y drogadictos que usaban jeringuillas.
Pero los 80 pasaron y ya no existen “grupos de riesgo” si no “actos de riesgo” o incluso a veces se le podrían denominar “actos suicidas”, dado el alto riesgo que supone.
Una cosa está clara: no merece la pena gozar de una placentera noche loca para malvivir los siguientes 20 o 30 años.
La mayoría de la población seropositiva al inicio de la pandemia en España se perfilaba en un varón joven que compartía jeringuillas. De hecho, la mayoría de los contagios se debían a las jeringuillas compartidas. En el asunto sexual eran en su mayoría de relaciones homosexuales pero poco a poco se han ido igualando los porcentajes con los contagios de relaciones heterosexuales. A día de hoy, los contagios por relaciones por vía heterosexual son más numerosos que por vía homosexual. En la actualidad son más numerosos los contagios por vía heterosexual que por compartir jeringuillas.
Se ha perdido el miedo a la enfermedad y según muestran las estadísticas en los últimos años aumenta vertiginosamente el número de mujeres jóvenes contagiadas. ¿Cuántas adolescentes llevan preservativos en el bolso (y a día de hoy a muchísimas se los pagan los padres)? Para que a la hora de tener sexo con un chico, si a él no le agrada el preservativo ellas simplemente cedan y no lo usen.
El uso del preservativo debería ser innegociable porque como se dice popularmente “yo sé lo que hago yo, lo que no sé es lo que hacen los demás”.
Úsalo en relaciones genitales, genito-anales, bucoanales y bucogenitales
Una frase brillante que no recuerdo dónde la escuché o leí o simplemente me vino a la mente aunque es posible que fuera del Dr. House, el más cardo pero más brillante de la ficción. En palabras del propio Dr. Gregory House: “Las estupideces más gordas que comenten los humanos son casi siempre por dinero y por sexo” …y yo, estoy muy de acuerdo.
El SIDA es igualitario, no entiende ni de sexos, razas, edades ni posiciones económicas ni sociales.
La única forma de conocer el estado serológico de la pareja e incluso el nuestro en caso de duda es a través de un análisis de sangre. Eso sí, tienen que haber pasado como mínimo 3 meses desde el acto de riesgo o sospechoso para que la prueba sea fiable.
Y si no te gusta utilizar el preservativo en tus relaciones, esta es mi pregunta: ¿Cómo distinguir a una persona contagiada de VIH de otra que no lo está?