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El corsé, una prenda interior que en épocas pasadas era signo de distinción, lujo y elegancia entre las clases altas de la sociedad, suponiendo un gran martirio para toda aquella que se viera sometida a su uso. Hoy en día, se convierte de la mano de Maya Hansen en un artículo de deseo, sexy, erótico y atrevido donde prima la comodidad.

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Se sigue pretendiendo conseguir esa llamada cintura de avispa pero sin causar ningún sufrimiento o daño a aquella mujer que desee llevarlo. Ya no es una ropa de uso interior como venía siendo desde el renacimiento, ahora, sale a luz para mostrar todos sus encantos.

Si Paul Poiret levantará la cabeza y viera en lo que se ha convertido aquella prenda contra la que tanto luchó por eliminar, quizá, cambiará su concepción acerca de ella.

Esta marca nacida en 2004 fue concebida en sus inicios como una firma de ropa gótica, hasta que en 2006, Maya Hansen se especializa como corsétière y centra toda la atención de sus colecciones en el corsé como principal prenda de vestir.

Con inspiración de principios del siglo XX son elaborados bajo pedido con sumo cuidado y utilizando tejidos de alta calidad. Diseños variados y para todos los gustos desde el más pin-ups pasando por la línea bridal hasta trasladarnos a la época de Maria Antonieta. Siempre presente en todos ellos una cinta reductora en la cintura, ballena de metal en su interior y varias capas de tejido para darles una mayor resistencia y durabilidad.

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Accesible para todos los públicos ya que su coste va desde los 40 euros hasta casi los 2000 por lo que no hay excusa para lucir está prenda tan excitante y atrevida que puede llevarnos a la lujuria y convertirnos en auténticas dominatrix sin necesidad de pertenecer a la realeza.

Su origen no tiene una datación definida, algunos lo sitúan entorno al año 1700 A.C. en la isla de Creta donde las mujeres lo utilizaban para destacar su figura levantando sus senos de modo que se mostrarán por encima de la ropa. Sin embargo, en Grecia y Roma lo usaban para reducir sus bustos. Desde aquí hasta el siglo XV aproximadamente se pierde su rastro. En esta época llegaron a utilizarse corsés de hierro tanto para hombres como para mujeres. Estas estaban tan obsesionadas con conseguir una figura esbelta realzando pechos y glúteos que les llevo a reducir su cintura por debajo de los 36 centímetros. Mademoiselle Polaire, conocida cantante francesa del siglo XIX, fue una de las más famosas cinturas de avispa. En la actualidad, Cathie Jung es poseedora del Récord Guiness con 38 centímetros.

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Más allá que una simple ropa interior. Está prenda puede repercutir en la salud provocando atrofia de músculos abdominales, deformación de órganos internos, problemas gástricos, dificultad respiratoria… Todos estos problemas se derivan de un uso extremo y de la obsesión antes citada.