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Cuando aún no era costumbre que las mujeres usarán pantalones ella ya los llevaba, incluso la multaron por ello (y por ir en Vespa); mientras sus paisanas hacían la comida, cosían o se dedicaban a quehaceres puramente femeninos ella se convertía, con 24 años, en la primera mujer española y la segunda europea en subir al Mont Blanc, se le adelantó una suiza por muy poco. También es una de las primeras damas que se deslizaron esquiando por las laderas del Guadarrama cuando Valdesquí era una quimera soñada por un ingeniero noruego desplazado al valle del Lozoya. Quizás por eso, recibió hace una década la Medalla al Mérito Deportivo, junto con un jovencísimo Dani Pedrosa de 14 años.

Isabel Izaguirre Rimmel o Maimón, como es conocida dentro del mundo de la montaña, sigue a sus 82 años encaramada a ella, con las mismas ganas y vitalidad con las que empezó una afición que se convirtió en un modo de vida, una pasión que sus hijos siguen practicando con mucha más mesura.

Nació en Gijón el 9 de octubre de 1927, de padre vasco y madre inglesa, pasó parte de su infancia entre los Montes de León, Guipúzcoa, donde comenzó su gusto por las grandes caminatas acompañando a la telegrafista a llevar los mensajes, y en la Bretaña (donde se guareció de la Guerra Civil española).

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Pero no es hasta su llegada a Madrid, con 17 años, cuando empieza a picarle el gusanillo del alpinismo. A finales de 1948, entra a formar parte del GAM, grupo de alta montaña de la Real Sociedad Española de Alpinismo de Peñalara, y de risco en risco, de monte a monte, cuerda en mano, se recorre gran parte de las cumbres españolas y parte de las europeas: Naranjo de Bulnes (primera asturiana en subirlo), la Galana, Torre de los Galayos, el Cervino…

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En la actualidad, pertenece al grupo de veteranos de este club de amantes de la montaña con los que se reúne cada jueves para charlar, preparar sus salidas o contar a los más ‘jóvenes’ (cuya edad ronda los 40 o 50) algunas de sus batallitas. Una gran familia unida por una misma pasión.

Biznieta del famoso creador de la máscara de pestañas, Eugène Rimmel; madre de una de las grandes profesionales del mundo de la belleza (he aquí donde se nota la debilidad de la que escribe por su madrina dentro de la profesión), Itziar Salcedo, (que le escondió la cuerda de escalada cuando cumplió los 66 por miedo a que su afición la dejara sin progenitora), y entrevistada por un blog dedicado a este mundo de potingues y otras variedades la pregunta era obligada: ¿qué es para usted la belleza? y la respuesta muy simpática ‘algo que me hubiera gustado tener y nunca tuve’.

Isabel nos cuenta que cuando empezó con el alpinismo alguien le dijo que si llegaba a vieja practicando este deporte tendría buena salud, buenos amigos y muy mal cutis.

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Cinco son los consejos que nos da esta asturiana para llegar a su edad con la misma energía que ella y los de su generación de montañeros tienen: no beber, no fumar, no trasnochar, no comer en exceso y hacer ejercicio todos los días durante al menos una hora u hora y media. Así que ya sabéis menos metros, autobuses, coches… y más movimiento.

No se considera ninguna revolucionaria de su tiempo ni nada fuera de lo común ya que afirma que la región donde naces, el entorno donde te mueves, sus costumbres y la educación que te den es básica para definir tu estilo de vida, tus aficiones e incluso el rol que asumas en la sociedad.

Cree que sí ha cambiado algo el papel de la mujer al igual que el del hombre en el mundo actual, pero que tampoco hay que exagerar.