Tanto famoseo empieza a marear tanto a los que escribimos en los medios como a los propias estrellas del star-system global interplanetario, que incluye a modelos, actrices, actores, estrellas del pop, futbolistas, diseñadores, toreros, tenistas, incluso a presentadoras de televisión o personajes mediáticos del pelaje de Belén Esteban; con unos niveles de audiencia paranormales.
Al final, los elegidos para la gloria han empezado a poner demandas a los medios de comunicación cada vez con más frecuencia. Sus lujosos bufetes de abogados y agentes se frotan las manos ante cualquier información-difamación que ponga a la luz secretos que desvelen su intimidad o que atenten contra sus célebres personas o personajes.
El precio de la fama cada día es más rentable, al margen de que su imagen tiene un precio; en la mayoría de los casos desorbitado, bajo contratos que permiten hablar de ellos lo justito y sin pasarse de la raya…
El número de demandas celebrity aumenta año tras año, en 2010 ya van por 83, mientras que en todo 2007 y 2008 sólo hubo 57, según datos de la firma británica Sweet & Maxwell (The Daily Telegraph). Lo que indica que las denuncias por libelo han crecido casi un 50% en lo que va de año, sobre todo porque aunque no ganen la demanda interpuesta no tienen que pagar nada y pueden ganar bastante más de lo que ya ganan. Y contra quién van, pues directamente contra el autor o el medio, como es lógico, o sea que mucho cuidadito con lo que se escribe tanto en el papel como en la blogosfera y las redes sociales, nueva arma de cotilleo feroz donde hay mucho descontrol. Pero ahí están abogados y agentes al acecho y mirando todo lo que se dice sobre sus clientes con una gran lupa para proteger su imagen de marca.
A los escribientes, en muchas ocasiones, la desinformación nos llega directamente de los gabinetes de comunicación que afirman sin pudor que Madonna usa tal o cual barra de labios o que Scarlett Johansson utiliza varios perfumes al mismo tiempo. Si me pongo a cotejar las listas de celebrities de varias marcas de cosmética, hay muchas famosas que aparecen repetidas en casi todas. Peluqueros que dicen peinar a Penélope Cruz, Jennifer Aniston o Madonna se cuentan por decenas, lo mismo que spas que han visitado o quirófanos por los que han pasado… Para no equivocarse y tener a los protagonistas de la actualidad siempre contentos, lo mejor es hablar de la firma a la que representan en ese momento o a la que ponen cara en su nueva campaña. El jaleo empieza cuando el famoso hace varias campañas a la vez y se convierte en un verdadero hombre/mujer anuncio, lo cual sólo indica que han cobrado por hacerse la foto, pero ni siquiera significa que utilicen ese producto. Significa sólo que son su imagen hasta que dure su contrato, momento en que dejarán de hablar de ese reloj o aquellos zapatos para calzarse unas botas de otra firma o colgarse un bolso de tal marca. Con esta política los objetos pierden entidad por si mismos y toman la personalidad del celebrity anunciante. Al final no sabremos porque hemos comprado una laca, si porque nos gusta o porque deseamos tener la melena y la personalidad de quién la está anunciando. En definitiva, una mezcla explosiva.
Y es que entre todos y con ayuda del famoso marketing aspiracional hemos convertido en noticia permanente al famoso del momento. Y mientras tanto, Iker Casillas factura por afeitarse la barba con Philips o Cayetano Rivera por representar el perfume 7 de Loewe, el agua mineral Fuente Liviana sería mucho más liviana si no tuviera detrás a una modelo o una actriz famosa. Aunque la realidad es que los productos serían exactamente iguales pero pasarían más desapercibidos según las mismas leyes del marketing aspiracional imperante que está rizando el rizo y después pasa lo que pasa que todo se sale de madre de una forma descarada. Y el tirón de los famosos llega no sólo a la cirugía estética, la moda y la peluquería o la política. Hay famosos hasta en la sopa, en las pastas Gallo y en las cremas para las patas de gallo.
Da igual que no veas los programas del corazón, te enterarás por los anuncios de qué personajes son los que tienen más tirón. Sin duda, los que firman una gran campaña de cosmética o perfumes. Pero luego si el perfume no tiene éxito porque es por la propia fragancia o porque el personaje en cuestión no tenía suficiente tirón?