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Ya empieza a hacer calor y el cuerpo nos pide faldas y vestidos cortos, aunque nosotras aún nos sentimos algo reticentes ante la evidente blancura de nuestra piel. Desde hace unos años existe la opción de los autobronceadores, que animan el color de nuestra piel de manera rápida y nos los podemos aplicar nosotras mismas. Puede que te vengan a la cabeza algunos inconvenientes derivados de este tipo de producto como que el bronceado sea desigual en unas zonas y en otras o que nuestra cara adopte de repente un color anaranjado parecido al de las zanahorias. Tranquila, aquí tienes algunos trucos para evitar estas “contraindicaciones”…

¿Te has aplicado alguna vez un autobronceador y te ha quedado la piel canela y uniforme?

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Lo primero que tenemos que decir es que los autobronceadores pueden contener dihidroxiacetona (DHA), que al ponerse en contacto con nuestra piel, produce que ésta se broncee. Dependiendo de la concentración de DHA, el color será más o menos intenso. Para que obtengamos un resultado homogéneo, es mejor aplicarnos el producto durante la noche (para evitar marcas debido a los roces), una vez que que nuestra piel esté limpia, hidratada y seca. También tienes que repartir el autobronceador de manera lineal sin repetir zonas y esperar a que el producto se seque completamente (¡todo sea por un bronceado exprés sin haber puesto un pie en la playa o la piscina!).

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Recuerda que en general, este tipo de productos posee un factor de protección muy bajo y te puedes quemar igual que si estuvieras blanca como la leche, que el canela de tu piel no te ciegue. Por favor, recuerda utilizar fotoprotectores (como recomiendan los dermatólogos), además no restan eficacia al autobronceador.