'La siesta', Pablo Picasso

'La siesta', Pablo Picasso

¿Aprovechas el verano para dormir todas las siestas que no puedes dormir el resto del año? ¿Eres, como decía y practicaba Camilo José Cela, de siesta ‘con pijama, Padrenuestro y orinal’?

Los españoles nos sentimos orgullosos de nuestra siesta y de haberla exportado al resto del mundo. Una inocente ‘cabezadita’ después de comer no sólo nos ayuda a reponer fuerzas, tiene importantes beneficios para la salud. Eso sí, en su justa medida, según un reciente estudio realizado por científicos de la NASA, el tiempo de una siesta debe ser de

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26 minutos, ni uno más ni uno menos, la Agencia Espacial Norteamericana (NASA) ha sido la última en alabar nuestra querida siesta y ha situado el tiempo adecuado para la siesta modélica en menos de media hora. En realidad no ha descubierto nada nuevo. Ya se habla desde hace tiempo de que la siesta debe ser más una cabezada, que un sueño prolongado en la cama, entre 20 y 30 minutos es el tiempo perfecto, y nunca más de 40. Si te pasas, puedes alterar los ciclos del sueño y padecer insomnio, además, más tiempo implica entrar en estados más profundos del sueño y despertar de ellos en poco tiempo genera desorientación y malestar, vamos, que nos levantamos de mal humor o con dolor de cabeza.

La siesta mejora la salud en general: disminuye los riesgos cardiovasculares, mejora la circulación sanguínea, ayuda a prevenir y liberar estrés y tensiones, aumenta la capacidad de concentración y refuerza el estado de alerta. Además favorece la memoria y los mecanismos de aprendizaje y permite resistir lo que queda de jornada laboral.

Eso sí, para los que padecen problemas de estómago como ardores, hernias…, es recomendable no tumbarse después de comer. Mejor dormir la siesta en un sillón, incorporados.

Siesta

La palabra ‘siesta’ viene de la expresión latina ‘hora sexta’ que designaba, en la época romana, al tiempo transcurrido entre las 12 y las 15 horas, en las que se hacía una pausa de las labores cotidianas para descansar y reponer fuerzas.

Pero no sólo Camilo José Cela era incondicional de su ‘cabezadita’ después de comer, Einstein o Winston Churchill también la practicaban y no desaprovechaban ocasión para alabar sus beneficios.

En los adultos es beneficiosa, pero en niños y ancianos es imprescindible. La siesta es tan importante en los primeros años de vida como el sueño nocturno.

Y aunque seamos los creadores, los españoles somos de los europeos que menos la practicamos (menos de 10%), frente al 22% de alemanes, el 16% de los italianos, o el 15% de los británicos. Los alemanes son auténticos fanáticos de nuestra siesta, hasta el punto que desde la Federación Alemana de la Pequeña y Mediana Empresa, han recomendado incorporar la siesta a las empresas del país.

¿Tienes el privilegio de dormir todos los días beneficiosas siestas?, ¿cúanto dura la tuya?