El cuerpo y su volumen, sus texturas, sus mimbres, su apariencia. Cada día, nos esforzamos por mantenerlo grato a nuestros ojos y/o a los de los demás, y para ello invertimos energía, tiempo y dinero.
Las marcas lo saben y cada cierto tiempo nos ofrecen un producto que promete ayudarnos en nuestro empeño. ¡Tarea complicada!
El consumidor sólo tiene que estar receptivo, buscar, cribar y finalmente, rascarse el bolsillo.
El calzado “milagroso” no es una novedad en nuestro país. Existen diversos modelos en el mercado que transitan por las estanterías de las tiendas con mejor o peor suerte. De su éxito dependen varios factores. El principal: que cumpla lo que promete.
Esta mañana he asistido a la presentación del calzado StepGym, que planta bandera en España tras haber conquistado otras plazas foráneas, principalmente americanas.
Lo primero que llama la atención a simple vista es su suela curva, como un balancín. Este diseño patentado produce la activación de músculos que normalmente no trabajan, generando una suerte de inestabilidad –la sensación se asemeja a la de caminar sobre la arena- que obliga a que los músculos se contraigan más de lo habitual con el fin de recuperar el equilibrio al andar. Este sobreesfuerzo obliga al cuerpo a quemar calorías –con lo que se produce una pérdida de peso si no se ingieren más para compensar-, de paso que se tonifican músculos de las piernas –glúteos, isquiotibiales y gemelos principalmente- y la postura mejora.
La línea se divide en tres estilos: zapatilla deportiva, sandalias y botas de caña alta.
El calzado no se vende solo, le acompañan un vídeo de ejercicios, una faja reductora, una crema anticelulítica. La idea, lo reconozco, es atractiva: un gimnasio en tu calzado. Lázaro, levántate de ese sofá, deja el cuenco de palomitas y échate a andar.
Personalmente me muestro escéptica ante cualquier cosa subrayada por las palabras “mágica” o “milagrosa”.
No me gusta que nadie se aproveche del mimo real que le quiero dedicar a mi cuerpo, ni que se aprovechen del de los demás.
Realmente no sé si “funcionará” o no este calzado, no me posiciono. Viene avalado por estudios que demuestran sus bondades, pero las opiniones en internet se dividen tanto a favor como en contra.
Sin duda, lo mejor es contrastar y cribar también la información de internet que consumimos y, ya que no nos sobra el dinero, valorar si nos interesa probar algo así o si seguimos metiendo nuestros pies de barro en el calzado de siempre.
Podrás encontrar StepGym en grandes superficies y puntos de venta autorizados, a un precio rondando los 90 euros.