José Luis Fuentetaja

Hoy en día tenemos una oferta tan variada y abundante de cualquier producto de consumo, que nos hemos convertido –o deberíamos- en unas expertas en composición, elementos químicos, tóxicos a evitar, efectos a desear…

De nuestra piel lo sabemos todo y procuramos elegir el cosmético adecuado, pero, ¿sabemos cuál es el tipo de champú que necesitamos?

La doctora Aurora Guerra, Jefa de la Sección de Dermatología del Hospital 12 de octubre, nos da las respuestas.

Lo primero es saber si el cuero cabelludo está enfermo o sano. El cuero cabelludo enfermo necesita un champú de tratamiento de la enfermedad. Desde las pediculosis a la psoriasis, desde el impétigo a la caspa, desde la infección por hongos a la dermatitis atópica, desde la foliculitis decalvante al liquen pilar, existe un largo recorrido en el que el clobetasol, los alquitranes, el piritionato de zinc, el ketoconazol, la ciclopiroxolamina, el ictiol, la niacinamida, el ácido salicílico, los alfahidroxiácidos y otros tantos principios activos formarán parte de la terapia específica de cada enfermedad. Para ello, hay que visitar al dermatólogo.

¿Cuál escojo si tengo un cabello y cuero cabelludo sanos?

El cuero cabelludo sano precisa fundamentalmente un champú como cosmético de higiene. Pero tampoco la elección es tan simple en este caso, dado que se puede elegir tanto la forma de limpiezadisolución, abrasión, absorción, por emulsión-, como la presentación –toallitas, scrub, alguinatos, coloides, gel– en función de los deseos y circunstancias del paciente.

Además, junto a la función de higiene, el champú puede ser un cosmético de mantenimiento cosmético del cabelloacondicionador, voluminizador, ondulante, alisante, colorante– incorporando en su composición siliconas, proteínas filmógenas, moléculas que alteran el color de alto peso molécular y otras muchas opciones cosméticas.

Por otra parte todo ello puede estar dirigido al pelo fino y delicado, seco o graso, para lo que se pueden incorporar una diferente proporción de tensioactívos aniónicos (normal o graso), catiónicos (seco)  o anfóteros (finos y delicados).

Finalmente, hay que desterrar los mitos sobre los champús.

Desterrando mitos

1          Cuando no existe ninguna alteración del cuero cabelludo ni del cabello, se debe usar simplemente un champú que limpie, sin aditivos farmacológicos de ningún tipo.

2         Puede contener colorantes o aromas: No tiene contraindicación si no se es alérgico, usar un champú con colorantes o aromas que aumenten el agrado cosmético.

3         Si el cuero cabelludo está sano pero el cabello tiene defectos estéticos hay que comprar un champú adecuado al tipo de alteración. Si es seco, con grasas adicionadas; si es graso con astringentes; si tiene las puntas abiertas, con siliconas protectoras o queratinas; si es muy rizado, con alisadores; si es muy lacio, con voluminizadores. Todo eso lo indican los envases.

4         El champú de tratamiento se debe comprar en farmacia, ya que asegura la calidad de los ingredientes. Si sólo es un champú de higiene y cuidados cosméticos se puede comprar en supermercados siempre que sean marcas de prestigio.

5         Lo que se puede esperar de un champú es una ayuda en el tratamiento de las patologías pero sólo de forma sintomática, no curativa.

6         La caspa puede llegar a desaparecer con champús anticaspa siempre que se usen a diario mientras haya síntomas.

7         La grasa no desaparece ni disminuye con los champús ya que se rige por impulsos hormonales. Solamente se consigue una mayor limpieza y mejor aspecto con los champús antigrasa que con otros, en estos casos.

8         Los champús no intervienen de forma importante en la caída del cabello, ya que el tiempo de acción y la profundidad a la que deberían llegar los principios activos, no se consigue con el uso convencional de los champús.

9         El cuero cabelludo sensible es una auténtica patología que requiere un champú extragraso, con ingredientes sin riesgo de sensibilización y con adición de sustancias antiinflamatorias. El champú para cuero cabelludo sensible debe ser específico y comprado en farmacia.

10     Cualquier champú debe usarse de forma constante mientras existe el problema. No existe acostumbramiento al mismo. Lo que ocurre es que la mejoría inicial, no es tan llamativa con el uso continuado, pero es lo que se debe hacer.

11     Cuando se produce mejoría, se debe continuar el tratamiento a días alternos, alternando con un champú suave sin aditamentos específicos.

12     Los champús de higiene se usan aplicando una pequeña cantidad, aclarando y repitiendo la aplicación. Debe acompañarse de un suave masaje.

13     Los champús de tratamiento requieren después de la primera aplicación, una segunda en la que se deje actuar el producto sobre el cuero cabelludo unos 5 a 7 minutos. Así se permite que alcance mejor su objetivo.

14     Después del uso de un champú de tratamiento o de higiene, no existe impedimento para usar otros cosméticos para el cabello, como espumas, gominas, lacas, etc.

Ilustración de William Blake