Seguramente siempre que pienses en la imagen de un bebé estándar, clásico, rubicundo y con todos los aderezos de su edad (moflis rellenos, ojos de Bambi enormes y limpios rodeados de pestañas infinitas, balbuceo, torpeza y ternura), descubras que ese rotundo Bebé Por Antonomasia emite un ruido extraño. Algo así como “chuic, chuic, chuic”… ¡Es su chupete! Ese infatigable compi de avatares e infortunios que no se quitan, trifulca mediante, ni para dormir ni casi para comer.
El chupete es la continuación artificial –y muy adictiva- del pezón materno. Les sosiega y acompaña, pero no sólo eso: hay expertos que afirman que incluso previene el síndrome de la muerte súbita del lactante por los micro-despertares que produce. También incrementa levemente los niveles de dióxido de carbono y el tono muscular de las vías aéreas.
Si tu hijo es adicto al chupete, no te alarmes. Hasta los 18 meses, tienden a llevarse y reconocer todo a través de la boca y conviene dejarles el chupe ya que evita el mal mayor de que lo sustituyan por los dedos, un hábito aún más capaz de destrozarles el paladar y más difícil de eliminar.
Mientras tu hijo use el chupete, basta con seguir unas sencillas normas de higiene y lógica.
Por ejemplo, es recomendable alternar el uso de varios chupetes y sustituirlos, como máximo, cada dos meses de uso.
También se recomienda no sumergir la tetina en dulces o medicamentos ante el riesgo de provocarle caries cuando le broten los primeros dientes –y ojo, porque es entonces cuando aullará por el chupete para calmar el dolor–
Como cualquier plástico, no se deben exponer a la luz del sol o acercarlos a otra fuente de calor; tampoco es recomendable dejarlos inmersos en esterilizantes durante más tiempo del aconsejado porque se pueden dañar las tetinas.
Como padres, siempre llega el duro momento de acabar con el chupete. Conviene hacerlo antes de los 3 años para que no interfiera con el desarrollo de paladar y dientes. Un buen truco para conseguir que lo dejen por sí mismos y hacer del logro un motivo de enorgullecimiento propio, puede ser el sistema del calendario y las pegatinas, una pegatina en cada día que pasen sin chupete y un “regalito” o un premio a convenir cuando consigan x número de pegatinas.
Este sistema, por cierto, funciona fenomenal también para dejar el pañal o cualquier otra meta infantil.