Como bien notamos en nuestras carnes cuando estamos de bajón, no hay nada mejor que un buen chut de vitaminas para revitalizar tejidos y espíritu.

Para empezar, ingeridas en forma de alimentos cargados de micronutrientes o suplementos vitamínicos adecuados a las carencias.

Y después por vía tópica, una de las más y mejor estudiadas por nuestra moderna cosmética, ¡capaz incluso de superar la eficacia de la vitamina ingerida en lo que a belleza se refiere!

La vitamina C (ácido ascórbico) es un activo preventivo del envejecimiento cutáneo. Aplicada sobre la piel, permanece sobre ella durante 48 horas en las que consigue una respuesta terapéutica 30 veces superior con respecto a su administración oral. Su efectividad ha sido demostrada por numerosos estudios in vitro que ponen de manifiesto las siguientes propiedades:

-Antioxidante: neutraliza los radicales libres de las células por aporte de electrones y participa en la regeneración de la vitamina E, esencial para la protección de la membrana lipídica de las células.

Fotoprotectora UVA y UVB: al neutralizar los radicales libres, la vitamina C realiza una acción tanto preventiva como paliativa del daño oxidativo de la radiación ultravioleta en las células de la piel. Aplicada antes de la exposición al sol, actúa como foto-protector biológico. Después, su acción antiinflamatoria permite reducir el eritema post-solar.

-Iluminadora: la vitamina C es un eficaz agente blanqueador. Aclara la tez, mejora las lesiones pigmentarias de diversa índole (cloasma, melasma, post-acné…)

Promotora de la síntesis de colágeno: la vitamina C tópica consigue inducir la formación de procolágeno I y III, precursores del colágeno dérmico. Esto se traduce en quedatos en la agenda la vitamina C combate líneas de expresión y arrugas finas –envejecimiento cutáneo en grado I-

Con estos datos en mi agenda  mental y con ganas de situar mi piel en un contexto ‘más primaveral’, he tenido la oportunidad de probar un tratamiento a base de vitamina C en Carmen Navarro con productos de la firma española Mesoestetic.

Este tratamiento se llama Energy C y consigue dar a la piel una apariencia luminosa, revitalizada, tersa, jugosa, ¡resplandeciente!

Si Carmen Navarro es una institución perenne y resistente a todo envite en Madrid, es por algo. El mimo con el que tratan a la clienta es modélico, te hacen sentir bien desde que pones el pie en el centro. Y ya cuando pasas a la cabina, empieza la felicidad.

El protocolo de este tratamiento consiste en un peeling de ácido glicólico -si tu piel es sensible, como la mía, es posible variar este primer paso para adaptarlo a tus necesidades personales- seguido de un masaje energizante de 15 minutos que incluye cuello y escote. Este paso posee un simpático efecto bipolar: revitaliza la piel mientras sume a su poseedora en un somnoliento estado de relajación.

El tratamiento culmina con la aplicación de dos mascarillas distintas para rostro y cuello, de acción inmediata y efecto refrescante gratamente contrastado con el calor de la “almohadilla” de huesos de cereza calientes colocada bajo el cuello, marca de la casa Carmen Navarro. Todo felizmente conducido, en este caso, por Jessica, quien se hizo cargo de dar a mi piel un plus de hidratación y luminosidad, masajear mi baqueteado cuello y de paso dejarme suave y sonriente para el resto del día.

¡Muy recomendable todo!

El precio de este tratamiento oscila entre los 86 y los 90 euros. Al tener un marcado efecto flash –aunque los días siguientes notarás la piel mejor-, te lo recomiendo antes de un evento especial.

También puedes usar independientemente la línea Energy C de la casa Mesoestetic, compuesta por una crema intensiva, un contorno de ojos y un tratamiento intensivo en ampollas para un mes que contienen todos los beneficios de la vitamina C. Una inyección de energía y luz para pieles apagadas.