La Condesa de Castiglione, por Louis Pierson

Buenos días.

Bienvenida a otro día lleno de actividades y horas de ordenador. Seguramente cuando te hayas mirado esta mañana en el espejo hayas visto un rostro somnoliento que se desperezaba poco a poco tras el agua fría. Pelo ‘out of bed’ sin necesidad de productos a tal efecto y los párpados un poco hinchados sobre unos ojos frescos.

Deja que pase el día tranquilamente haciendo tu vida y vuelve a mirarte al espejo. Céntrate en tus ojos. ¿Qué ves? Te cuento lo que veo yo cada noche –y cada x horas de ordenata-: ojos enrojecidos, cansados y secos, sufriendo bajo las gafitas de trabajar y deseando apagarse de una vez.

¿Te has visto en éstas alguna vez? Imagino que sí porque es bastante frecuente. Mi truco para devolver a mis baqueteados ojos la paz y el descanso, de paso que la mirada sandunguera, suele ser ponerme unos “parches” de algodón empapados en manzanilla. Fantástico si se dispone de 10 minutos –o más-

Si no dispongo de ellos y necesito tener mirada de lince en dos segundos, sigo el consejo que los maquilladores profesionales llevan aplicando desde hace casi 100 años: el colirio específico.

A mí me gustan las Gotas Azules de Opticalm, una sencilla solución de aguas florales destiladas con efecto calmante, a base de aciano, meliloto amarillo, sauco, camomila y hammamelis. Bastan dos gotitas para hidratar la córnea, iluminar de nuevo la mirada y relajar los ojíviris.

Puedes encontrar este producto en farmacias a un precio de 6,50 euros.

Si usas lentillas, y aunque suene un poco a chufla, ¡acuérdate de quitártelas! Podrás volver a ponértelas pasados 15 minutos.