El patio de la granja, Marc Chagall 

Un alimento probiótico es aquel al que se le han añadido microorganismos vivos, como bacterias o lactobacillus. El más famoso es el lactobacillus bulgaricus (LB) que se usa para fermentar yogures y quesos, una bacteria que se desarrolla tan sólo en un área geográfica muy específica de este país balcánico. Esta foto parece una obra de arte abstracto pero no es ni más ni menos que un lactobacillus.

El yogur y el queso son uno de los pilares de la gastronomía de Bulgaria y también el ingrediente principal de numerosos de sus platos tradicionales. Dicen, además, que su consumo diario es el secreto de la larga vida de la población búlgara donde hay muchas personas que superan los cien años. La verdad es que la simbiosis de este bacilo con las bacterias humanas del cuerpo humano le otorgan unas propiedades excepcionales que lo hacen muy digestivo. Entre estas propiedades que se le atribuyen al lactobacillus bulgaricus están el cuidado de la flora intestinal, la prevención de tumores y cáncer de colon o la mejora del estreñimiento y la diarrea. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) es la bacteria probiótica más importante para la humanidad.

Queso Kashkaval

Del yogur búlgaro habíamos oido hablar mucho pero de sus quesos no tanto.  Me gustaría que conocieras dos de ellos: Sírene y Kashkaval que forman parte del Patrimonio Europeo de Lácteos, según la Unión Europea.

Hace 6.000 años, los tracios habitaban las tierras al sur del Danubio donde ahora se sitúa Bulgaria. Eran excelentes ganaderos y tenían mucha fama sus quesos que producían de la leche de las vacas, las ovejas y las cabras. En aquellos tiempos el queso era un alimento vital y la fabricación del queso todo un arte. Estos fueron los primeros alimentos probióticos del mundo. La tradición de la producción de estos lácteos se ha conservado durante milenios hasta llegar a nuestras días.

Sírene es un queso blanco búlgaro en salmuera, que se elabora con leche de vaca, oveja o cabra. Es parecido al queso feta griego y tiene un sabor suave y una textura granulosa. Kashkaval es un queso amarillo duro, elaborado con leche de vaca u oveja y tiene un sabor fuerte, muy diferente de los otros quesos amarillos europeos. Ambos son muy ricos para tomar en aceite o en la ensalada.

Sirene

Dos quesos que cuentan con un aliado único, el lactobacillus bulgaricus, una bacteria láctica que poseen un gran valor nutricional y que ayudan a prevenir enfermedades gastrointestinales. Además, según el Instituto Pasteur de París su consumo diario ayuda a prevenir el envejecimiento. El queso, y unos hábitos de vida saludables como tomar una dieta variada y hacer un poco de ejercicio, claro. Es evidente que el queso búlgaro por sí solo no obra milagros, pero sí es junto al yogur uno de los alimentos más saludables que podemos comer. Pon un yogur o un poco de queso fresco en tu vida.